Arcelia Velázquez
En el país de la esperanza no todos tienen las mismas oportunidades, pero la suerte no existe, si hay talento y ganas las cosas pueden suceder.
Emmanuel Gámez Barbosa, es un claro ejemplo. Radica en San Luis Potosí pero estudió en Tamaulipas dos licenciaturas: en música y educación artística en la Universidad Autónoma de ese estado, no ha tenido éxito para colocarse en una banda que le aporte lo suficiente para llevar una vida digna.
Toca guitarra, piano y bajo, y el saxofón lerobó su corazón desde los 20 años, y se ha dedicado a perfeccionar su gusto por el instrumento a cada paso.
La necesidad empujó a Emmanuel a salir a las calles del Centro Histórico de la capital potosina desde hace cuatro años para ganarse el pan de cada día y poder mantener a su esposa y a su hijo Jarim, de 7 años.
Dice que las cosas no siempre son fáciles pues ha tenido que lidiar con los inspectores de Comercio.
“En la pasada administración había ocasiones en que me querían retirar e intentaron quitarme el saxofón, decían que molesto a los locatarios, yo entiendo por eso me he estado moviendo” dice.
Comentó que la nueva administración de Xavier Nava Palacios le ha ofrecido regularizarse, lo cual considera una buena oportunidad para ser “legal”.
Emmanuel roba la atención y admiración de la gente que tiene la posibilidad de escucharlo, la mayoría no se retira sin antes dejar una moneda en el estuche de su amado saxofón.