La ciencia ha detectado que las fiestas navideñas y año nuevo generan melancolía, una tristeza profunda a los que están o se sienten solos, aún viviendo en una familia numerosa y teniendo muchas amistades.
El ambiente festivo de los otros les hace perder toda esperanza de vida, es algo que nada tiene que ver con la envidia, es otro dolor del alma que no alcanzamos a descifrar.
Unos no resisten y se suicidan sin decir agua va; otros, como Luis Galván, decidió llamar al 911 para denunciarse él mismo como poseedor de drogas, vaya tipo caradura se pensó en un primer momento.
Los polimunicipales se hicieron presentes en su domicilio para dar el gran golpe de su carrera y lograr un ascenso, para encontrarse con mucha decepción a un joven que no quería pasarse solo la noche del 31, y le dieron su abrazo de año nuevo para que se alivianara.
En el largo historial de bromas al número de emergencia, la de Luis tuvo su gracia.