Javier Padrón
Las batallas políticas se dan en Twitter y sin la mediación de los periodistas, como la del excandidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, que en sus vacaciones decembrinas lanzó unos tuitazos sobre la pérdida millonaria que representará la cancelación del aeropuerto de Texcoco, a los que respondió el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, suponemos que a nombre de AMLO, con una sentencia muy lírica: “son las cuentas alegres de un hombre triste”.
El intercambio tuitero marcó tendencia y aún sigue haciendo ruido en las redes entre las legiones que se acusan mutuamente de idiotas.
Los 145,000 millones de dólares que calculó Meade con mucho alarde en una servilleta como costo a pagar por la cancelación del aeropuerto, lo han colocado de nuevo en el escenario nacional, luce una barba blanca y una franca sonrisa que ni de chiste se le vio en la campaña, lo de “hombre triste” solo fue un decir de Espriú.
Su creciente activismo en la red del pajarito, incluyendo una fotografía acompañando a su esposa Juana a las compras de la cena de año nuevo, puede suponer su regreso a la vida pública, a la política, no necesariamente al frente del PRI que sigue en un largo “in articulo mortis”, sino como un líder de opinión que puede ir reconstruyéndose para futuras empresas políticas y hasta electorales, a diferencia del panista Ricardo Anaya que está muerto en vida hablando en términos políticos.
De Meade se llegó a pensar que podría prestar sus servicios al gobierno de la #4T, después de haber desayunado en la casa de AMLO en Tlalpan, la fotografía y el video que difundió el ahora presidente del insólito encuentro dieron pauta a mucha especulación en ese sentido.
El tiempo echó abajo esa posibilidad, Meade no claudicó ni le interesó una chamba en el nuevo gobierno, cuando laboró para gobiernos priistas y panistas sin ningún reparo pudo haberse acomodado con el morenismo con el mismo cinismo.
Ahora está en la posición del guerrero que regresa tras una derrota criticando a quien lo venció en buena lid, pero que tiene un flanco débil: la economía, las finanzas…
Su audacia la está pagando caro. En las redes le han revirado con todo, sus complicidades, sus omisiones en la SHCP y Sedesol.
La Organización Nacional Anticorrupción publicó en su cuenta de Twitter:
“José Antonio Meade ha criticado duramente los costos del NAICM, pero a nosotros no se nos olvida su daño al erario por más de 6 mil millones de pesos en Sedesol y que a su paso por la SHCP, la deuda pasó a 10 billones. Los mexicanos también sacamos cuentas”.
El diferendo con el secretario Espriú, lo cerró Meade deseándole un feliz año nuevo y con la recomendación de que no dejara de leer el documento del Colegio de Ingenieros Civiles de México, en el que se establece que lo más viable es continuar con la construcción del nuevo aeropuerto.
Espriú también fue cordial: “Gracias por sus buenos deseos. Lo mismo de mi parte para Usted y su familia”.
Esta controversia solo sirvió para reafirmar la cancelación definitiva de la construcción del aeropuerto, porque todavía hay quienes no terminan de perder la esperanza.