Guillermo Padilla de los Santos
El primer fin de semana es clave y condena para toda película mexicana que logra llegar a cartelera, complicado además que el cine de terror que vale la pena se estrene fuera de temporada con esto en contra, pero una buena manufactura, “Belzebuth”, llegó a las carteleras del país.
Cine mexicano de terror con personalidad y originalidad pocas veces vista en el género, escrita por el casi potosino Luis Carlos Fuentes, escritor de ficción y quien fuera maestro de guionismo en el Centro de las Artes de San Luis Potosí, y Emilio Portes, director de la película a quien recordamos por las cintas Pastorela (México, 2011) y El crimen del Cácaro Gumaro (México, 2014).
Investigando una serie de homicidios en la frontera de México y Estados Unidos, el agente Emmanuel Ritter (Joaquín Cosío) descubre que el caso parece estar ligado a la llegada del antiguo demonio Belzebuth, y tendrá que luchar contra los demonios que reviven su pasado.
Destaca una película mexicana de terror que no tiene que forzar el uso del universo del narcotráfico tan desgastado en estos últimos años y que nos recuerda más bien a películas clásicas al nivel de El Exorcista (The Exorcist, 1973) en la lucha de la fe contra los demonios encarnados.
La cinta no pasará desapercibida, le duelen algunos lugares comunes y concesiones del género y le falta atrevimiento, desaprovechan oportunidades en la trama que convierten a una película normal en una película de culto; la ejecución es muy cuidada (banda sonora, actuaciones y fotografía), pero ahí radica una de sus mayores fallas, le falta ese cochambre que toda cinta de terror que se respeta necesita.
El terror es un género cinematográfico castigado por la realidad; es difícil sentir miedo a través de una película en estos tiempos, ya que la realidad supera muchas veces a la ficción. El último refugio de muchos es la fe y es la que en este film se desmorona y se cuestiona a través de poderosos simbolismos, como el uso del crucifijo durante toda la película, los sacrificios y la perversión de los últimos retazos de humanidad.
Una película para verse en el cine, necesitamos apoyar al cine mexicano en otros géneros y no sólo los refritos industriales que llegan a cartelera en forma de comedia romántica.