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México blinda cada vez más sus camiones de carga

Unos automóviles se acercan a gran velocidad, disminuyen la marcha a la altura de un semirremolque y lo fuerzan a detenerse. Hombres armados con AK-47 saltan de los vehículos, amenazan al conductor y finalmente se marchan con su camión.

Aunque parece sacada de una película de Hollywood, esta escena ocurre todos los días en las carreteras de México. Y los peligros cada vez mayores a los que están expuestos los conductores de camiones han dado lugar a una nueva actividad, ahora en pleno auge: el blindaje de camiones de carga.

Jorge Coronel sabe bien de qué se tratan esos robos, así como los secuestros de choferes y la tecnología para detener un vehículo vía remota. También sabe de las rutas más peligrosas del país y de cuando un cliente le dice: “Mejor entrega la mercancía”.

Él dirige una compañía de transporte de mercancías de alto valor, que pueden ser un cargamento de jeans, cámaras fotográficas o medicamentos, y busca formas de contrarrestar estos robos que se han más que duplicado desde 2015, según cifras oficiales.

La situación es tan crítica que muchas compañías de seguros en México se rehúsan a proteger estos cargamentos si no son transportados por vehículos capaces de resistir disparos de rifles de asalto.

“Va creciendo el nicho” del blindaje de carga, dice Coronel, de 38 años. “Es caro, es muy caro, pero las aseguradoras en ciertos montos exigen que haya equipo blindado”.

En 2017 las autoridades iniciaron investigaciones por 11 mil 425 reportes de estos robos, o 31 por día. Casi 80% de los casos incluyeron violencia.

La tendencia no se ha detenido. De enero a noviembre de 2018, las autoridades indagaron 11 mil 062 reportes, casi 33 por día.

“Entrega la mercancía”
Cuesta 550 mil pesos blindar un tractocamión con piezas de acero y cristales para que soporte impactos de un fusil AK-47.

Los transportistas tienen razones para ello. El atraco a un camión de carga puede representar un botín de hasta 10 millones de pesos, según cifras de la industria de rastreo y protección vehicular.

La industria del autotransporte calcula en 92 mil 500 millones de pesos al año el costo que les representa la inseguridad.

Entre los productos que más roban están los alimentos procesados, ropa, medicinas y electrónicos, pues se trata de mercancía de alta demanda que se puede revender fácilmente en mercados informales.

Coronel sabe lo que significa ser parte de esas cifras. En 2017, cerca de la peligrosa zona de Ecatepec, Estado de México, un camión de su compañía perdió contacto con su escolta cuando llevaba un cargamento de ropa.

Después de que su equipo detuvo la unidad vía remota y mientras los delincuentes amenazaban al conductor para que abriera la puerta, su cliente le dijo: “Entrega la mercancía y no expongamos al operador”.

Ahora “el ataque ya es mayor, ya se paran unidades enfrente (del camión), ya se paran por los dos lados, y lo que intentan es dañar a los conductores, ni siquiera dañar la unidad”, dice Daniel Portugal, director de Diamond Glass, una firma mexicana de blindaje.

“Estamos protegiendo el habitáculo (la cabina del camión) para que el operador pueda seguir conduciendo”, agrega al detallar que las rutas más peligrosas son las de la frontera con Estados Unidos y las que llevan hacia Ciudad de México, en particular la que sale del puerto de Veracruz, en el este del país.

Confiar en el camión
La industria, que tradicionalmente solo blindaba camionetas como la Jeep Cherokee y vehículos para el traslado de dinero en efectivo, ha tenido que proteger cada vez más camiones de carga y anticiparse a los criminales.

Los camiones tienen dispositivos de rastreo GPS que dan su ubicación en tiempo real, por si se produce una parada no planeada, explica Esteban Hernández, presidente de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores. Pero los delincuentes también cuentan con dispositivos que bloquean esa información.

“El modus operandi es que estas personas se suben al camión a través de las escaleras”, así que para dificultarlo “se suspenden las escaleras y se dejan internas para cuando el conductor se va a bajar”, agrega.

Hernández detalla que en ocasiones se tienen que blindar también los tanques de gasolina -que en los camiones están expuestos- y utilizar material para los pisos contra fragmentos de granadas y pintura repelente al fuego.

Todos esos detalles se pagan con el 6% de sus ingresos, que dedican las compañías mexicanas a la seguridad. Una diferencia importante con el 0.5% en promedio que se destina a nivel global, según la industria.

Con esa protección, el reto para los transportistas es que el conductor confíe en que el camión lo va a resguardar de un intento de robo violento con fusiles de asalto.

“Se les capacita para que se sientan confiados que el camión los va a proteger, la cosa es que no se bajen de él”, dice Rigoberto Sierra, director del área de servicios especiales de la firma Diamond Glass, desde el taller donde están blindando tres camiones de carga.

“Si has estado adentro de un camión y le dan un impacto y lo escuchas te entran más dudas, pero sí se necesita que el chofer se amarre (decida) y diga ‘no me muevo'”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Con información de Informador mx

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