Demasiadas preguntas y pocas respuestas concretas. El escritor Paco Ignacio Taibo II (1949), quien se define como “un franciscano que no renuncia a la calle”, se comprometió ayer a llevar el timón del Fondo de Cultura Económica (FCE) sin “censura ni exclusiones”, a no cerrar librerías, a distribuir los libros que están en bodegas, a editar colecciones populares, a bajar el precio de los títulos y a ganar el 40 por ciento menos.
Sin embargo, el novelista todavía no analiza el presupuesto asignado y desconoce en qué porcentaje bajará el precio de los volúmenes, cuántos editará este año, cuántos trabajadores se recontratarán ni cómo se estructurará la fusión que había anunciado entre el sello paraestatal, la cadena de librerías Educal y la Dirección General de Publicaciones, que aún dependen de la Secretaría de Cultura.
“Ni idea de los números, los analizaré esta semana. Hasta ahora tengo puras buenas intenciones. Pero saldré del delirio a partir de que los números se pongan en la mesa”, confesó durante su primer encuentro con los representantes de los medios de comunicación tras haber asumido, el viernes pasado, como gerente editorial encargado de despacho.
El promotor de la lectura, quien no puede tomar posesión como director general de la editorial octogenaria, debido a que la Ley Federal de las Entidades Paraestales se lo impide, al no ser mexicano por nacimiento, comentó que el proceso legislativo para modificar esta figura sigue su curso y que mientras se pondrá a trabajar.
“Claro que los gustos literarios del FCE van a estar marcados por mis locuras y las de mi equipo, pero no vamos a excluir a nadie. Democracia es servir a los lectores, no a ti mismo”, añadió.
Puntual, decidido y contento, el autor de novelas policiacas llegó rodeado de su equipo de trabajo a la Unidad de Seminarios del Fondo y afirmó que intentaron realizar un diagnóstico, pero prefirieron pasar a un plan más pragmático: librería por librería, país por país, colección por colección.
Uno de los datos más alarmantes que compartió es que las representaciones internacionales que el FCE tiene en el extranjero (antes llamadas filiales) “perdieron el año pasado un millón 300 mil dólares; dos de ellas están cerradas, la de Venezuela y Brasil, y todas trabajan en números rojos”.
No obstante, aclaró que no se cerrarán. “Pero vamos a ver por qué están perdiendo dinero, algunas no están funcionando porque tienen fondos (editoriales) obsoletos o un costo alto de funcionamiento. Corregiremos esto, el país no está para perder una cantidad así”.
Otra cifra que Taibo II compartió es que en las “inmensas bodegas” que poseen tanto Educal como el FCE se almacenan unos cinco millones de ejemplares. “Tenemos que sacarlos, pero no vamos a destruir ningún libro, ni siquiera los más abominables”.
Para el nuevo timonel, el FCE es “una mala editorial y una mala empresa, y el subsidio que recibimos se le aplicará al lector”.
“VIENTOS NUEVOS”
El creador del detective Belascoarán Shayne señaló que se está produciendo una transformación interna en el FCE. “Vientos nuevos soplan en este país. Aquel que lo ignore, más le valdría dejarlo de ignorar. Esto significa una nueva relación entre gobernantes y gobernados”.
Añadió que la misión del sello es ponerse “al servicio de la gran mayoría de lectores y de posibles lectores que hay en el país. Hay carencias, debilidades, problemas, que impiden que la república de lectores crezca”.
Dijo que sus experiencias previas, en la Brigada para Leer en Libertad y en la edición de libros, le dejaron “clarísimo que hay allá afuera un universo impresionantemente amplio de posibles lectores, de gente que quiere leer pero no puede, de gente que no sabe qué leer, el universo puede crecer de una manera brutal”.
Y agregó que, en esta lógica, se está produciendo una transformación interna con la idea de unificar en el corto plazo, dentro del FCE a Educal y la Dirección General de Publicaciones. “Para evitar duplicidades, conjuntar esfuerzos y consolidar equipos de producción y distribución”.
Detalló que, hasta este momento, las instituciones siguen existiendo como entidades separadas, “pero hemos establecido una coordinación de facto entre las tres. Todos los días nos ponemos de acuerdo en cómo caminar juntos”.
En cuanto a distribución, agregó que pondrán al alcance de los ciudadanos una red de 120 librerías unificadas bajo el sello de Fondo-Educal, “saneadas, reorganizadas, pensadas de acuerdo con el lugar donde están ubicadas y convertirlas en focos de expansión. El concepto tradicional de librerías cerradas, con policías en la puerta, ya no se seguirá. Vamos a salir al camellón de enfrente, y a los barrios”.
Finalmente, el escritor anunció la creación de la nueva colección Vientos del Pueblo, “folletos de 12 a 48 páginas, ilustrados, con tapa, destinada a públicos muy populares”. Destacó: “Preservaremos las colecciones que ganaron su derecho de ser vanguardia desde hace mucho tiempo: la naranja, la negra, los Breviarios (que será dirigida por Jesús Anaya), la Popular, que se enriquecerá con literatura”. También ha establecido pláticas con editoriales privadas para coeditar a autores que llegan a precios altos al país.
“Debemos romper los miedos y prejuicios de los mexicanos a entrar en una librería. Hay un miedo cultural hacia la librería. Todavía no sé con qué dinero lo haremos, pero lo vamos a hacer. Vamos a militar, no somos funcionarios tradicionales, vamos suprimir los gastos inútiles y dedicar el dinero a acercar los libros a los mexicanos”, dijo. Y remató: “Yo creía que era fácil. Iluso de mí. El aparato del Estado mexicano es un monstruo, concebido por monstruos, para hacer monstruosidades. Está repleto de mecanismos intrincados, vamos a simplificarlo al máximo”.
Con información de Excélsior.