Guillermo Padilla de los Santos
Roma es una porquería, la ciudad sucia, las calles, el bullicio…
¡Ahh, la película! La película es una chulada (gancho forzado para captar su atención). Hablemos de ella:
Sin duda la entrega más popular de premios al cine son los Oscars, aceptémoslo, es la vitrina más grande de la industria cinematográfica si lo decimos de manera vulgar: las grandes productoras se miden el metraje cada año.
Quién tiene a las mejores estrellas, quién será la estrella del momento, los errores, los chistes, el glamour todo en este superbowl del cine.
Una noche cada año. Ahora vayamos a lo realmente importante. México en los Oscars. Nos están acostumbrando Cuarón, Iñarritu, del Toro, Lubezki, Gael García y Diego Luna a que en cada entrega gritemos como si la selección metiera gol en el mundial, a los que nos juntamos a ver la entrega, brincamos, gritamos, nos abrazamos.
Esta entrega no será diferente y eso es muy bueno.
El cine es una industria con altas dosis de hegemonía machista (me meteré en problemas pero es verdad, ni siquiera estoy tan seguro de estar usando bien el termino, disculpas) y que Marina de Tavira y Yalitza Aparicio, dos actrices mexicanas estén nominadas por Roma en las principales ternas de actuación es algo extraordinario.
Ya lo han estado ya Salma Hayek, Katy Jurado, Adriana Barraza, Lupita Nyong’o (mexicana de nacimiento),
Roma es una película que merece todas sus nominaciones y entre otros datos curiosos es la primera película hablada en español y mixteco nominada en la terna de Mejor Película.
Quiero centrar ahora las luces en el vivir de la actriz protagonista: Yalitza. En el 2016 aún daba clases en las escuelas públicas mexicanas, nada pone en duda su actuación, es francamente extraordinaria. Tal como lo asombrosa que es su estrepitosa llegada a las alfombras de los principales festivales, los premios, la admiración de todos y las ganas de verla actuar en otros proyectos.
Esta, que es su experiencia, podría llevarnos a preguntarnos qué referentes forma en las generaciones de mujeres más jóvenes que son cercanas a sus condiciones históricas de vida.
Imaginemos ahora a una niña en una comunidad originaria del sur de México. Sin pretender generalizar, las historias de varias jóvenes de pueblos originarios, tienen como referente que una mujer realizada es aquella que atiende a su familia, que aporta pa’l sustento, que mantiene en orden su casa, que sabe cocinar muy bien.
¿Qué significará para ellas verse reflejadas en alguien que es actriz, que aparece en las películas, que compite con las actrices de escuela, de métodos, de trayectoria, de todo el mundo? Invite a mi amiga Diana Cecilia a escribir un poco sobre esto:
“Primero, cabe decir que la experiencia de vida de Yalitza no tendría por qué convertirse en un modelo a seguir para las jóvenes que provienen de pueblos originarios, hablo específicamente sobre ser actriz y pisar la alfombra roja. Sin embargo, considero que su experiencia viene a confrontar, así como a evidenciar, el racismo, clasismo y machismo tan perennes en México.
“Más allá de la clara manifestación del clasismo de élite, y otros no tanto, pero que se la creen, otorga la posibilidad a las jóvenes pertenecientes a pueblos originarios de cuestionar los cánones occidentales sobre la belleza, sobre el valor (no económico) de su lengua originaria, sobre el lugar en la jerarquía de clases, sobre el lugar de ser mujer en la relación con los hombres.
“Esto es, descoloca lo que posiblemente han aprendido a lo largo de sus vidas en las relaciones: modernidad/originario, pueblo/civilización, belleza/fealdad, mujer/hombre, clase alta/clase baja. Esta experiencia posiciona la oportunidad de vislumbrar otros caminos posibles en la construcción de sus propias identidades, cuestiona aquello que en sus vidas se ha colocado como un paradigma: el lugar asignado en la relación con los otros. Digo, cabría reconocer también que muchos hogares en comunidades no cuentan con televisión, o no tienen el acceso a medios para ver la película y, muy posiblemente, ni se hayan enterado de Yalitza. Mirar ‘Roma’, a pesar de los esfuerzos de Cuarón, forma parte de los privilegios de unos cuántos”.
El cine una vez más nos da pie a reflexionar sobre lo que somos y ahí radica su poder. Por lo pronto ya me veo sufriendo con ustedes en la próxima entrega de los premios Oscars y espero también celebrar un paso más, un triunfo de mexicanas y mexicanos chingones, que nos inspiren a futuros distintos que antes no imaginábamos.
[En colaboración de Diana Rodríguez Ugalde]