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¿Qué es un orgasmo y qué se siente venirse?

Si algo nos ha enseñado el cine, las series, el teatro, los cómics, la literatura y alguno que otro padre liberal distraído con intensiones educativas, es que el orgasmo es la meta sexual de una relación sexual. Y nosotros decimos: “sí, pero no”. Es innegable que a todo el mundo le gusta “venirse”, pero, si algo nos ha enseñado la historia moderna, es que la búsqueda del clímax no debe ser la meta cuando la búsqueda de placer es lo verdaderamente importante. Estamos hablando, en todo caso, de los humanos, por supuesto.

El orgasmo es la descarga repentina de la tensión sexual acumulada, durante el ciclo de la respuesta sexual, resultando en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica caracterizadas por el placer sexual.

Pero a todo esto ¿Qué se siente venirse? Bueno, esa es una pregunta complicada porque se siente diferente de acuerdo al género sexual y, para responderla, hay que analizar primero qué es lo que ocurre en el cerebro (donde todo pasa).

A grandes rasgos, el orgasmo es una experiencia brillante. La actividad del cerebro durante el clímax es tan alta que sólo puede ser comparada con una convulsión. No por nada, en Francia le llaman Le petite mort.

Durante este momento la cantidad de oxígeno y nutrientes en el cerebro aumenta, en ese sentido un orgasmo es beneficiosos para las neuronas. Sí, tener orgasmos es bueno para tu cerebro. Es el equivalente al ejercicio para el resto de tu cuerpo. Los científicos encontraron que dos zonas que se activan con el orgasmo también están relacionadas con el dolor, la ínsula y el Córtex del cíngulo anterior

Ahora bien, es de sobra conocido que los hombres y las mujeres llegan al orgasmo de formas diferentes, pero el momento del orgasmo es muy parecido en ambos casos. La verdadera diferencia es que los hombres, luego de tener un orgasmo, pasan por un periodo refractario durante el cual no responde a la estimulación genital. El cerebro de la mujer, por el contrario, responde igual o más a las estimulaciones y por eso es capaz de tener múltiples orgasmos.

Pero ¿Cómo se llega al orgasmo? La respuesta es sencilla: Siendo constante y trabajando arduamente por él.

En los hombres, por ejemplo, la forma más común de llegar al orgasmo es mediante la estimulación física del pene. Suele estar acompañado de la eyaculación, pero es posible tener orgasmos sin eyaculación, por eyaculación retardada, o eyacular sin llegar al orgasmo, en caso de anorgasmia.

En las mujeres… bueno, ese es todo un tema aparte.

El orgasmo femenino

Durante siglos se pensó y educó a las personas con la idea de que las mujeres sólo podían llegar al orgasmo mediante la penetración, algo que es completamente falso. Luego, Sigmund Freud dijo que en realidad había dos tipos de orgasmos: el vaginal y el clitorial, afirmando que las mujeres adultas que manipulaban su clítoris podían padecer histeria. Esto no sólo es falso, sino risible.

Hoy se sabe que la mayoría de los orgasmos provienen del clítoris y que no existe algo como el orgasmo vaginal, aunque existen muchos estudios que demuestran que muchas mujeres logran llegar al clímax del placer sexual con solo tocar sus pechos, con fantasías eróticas, incluso mientras se duermen.

También está el popular “Punto G”, llamado así en honor al doctor Ernst Gräfenberg, un ginecólogo que realizó importantes estudios en el sistema genital femenino en relación con el orgasmo. El punto G está en un punto anterior de la vagina, en un punto diagonal al vientre. Su excitación produce una expulsión de fluido de la uretra, que es diferente a la orina. A esto se le llama eyaculación femenina.

La existencia del punto G está a debate. El mapa del placer femenino, consideran algunos estudios, se encuentra conformado por el clítoris, la uretra y la vagina y la forma en la que están conectados en el cuerpo varía entre una mujer y otra. Ojo, no es un botón de encendido y apagado para el orgasmo femenino.

¿Logran sacar el resultado de esta ecuación? Así es, no es necesaria la presencia de un hombre para que una mujer llegue al orgasmo. De hecho, los hombres han sido una gran barrera entre las mujeres y el placer.

Las mujeres suelen tener placer sexual sin un orgasmo, según un estudio realizado en Francia y Estados Unidos en 2005 por The Journal of Sexual Medicine in Obstetrics & Gynecology en 2008, entre el 16 y 21% pocas veces o nunca han experimentado un orgasmo con una pareja.

Otro estudio de 2017 publicado en Journal of Sex & Marital Therapy dio a conocer que sólo el 18% de las mujeres alcanza el orgasmo mediante penetración vaginal. El 82% restante, la gran mayoría, no lo consigue y necesita de estimulación del clítoris para lograrlo. Una encuesta realizada por Archives of Sex Behavior en 2017 arrojó como conclusión que el 50% de las mujeres en Estados Unidos (que suele ser una sociedad más abierta para hablar de estos temas) finge el orgasmo, mientras que el 95% de los hombres heterosexuales asegura haberlo tenido.

Otros datos interesantes que se encuentran en esa encuesta son los siguientes grupos que alcanzan el orgasmo:

  • Hombres Bisexuales 88%
  • Gays 89%
  • Mujeres heterosexuales 65%
  • Mujeres Bisexuales 66%
  • Mujeres homosexuales 86%

Como se podrá ver, el orgasmo femenino es más difícil de tener cuando involucra al hombre.

Pese a lo que muchos puedan pensar, todo tiene que ver con la comunicación. Las lesbianas suelen tener más orgasmos que las mujeres heterosexuales porque se conocen a sí mismas y se comunican con sus parejas sobre lo que les gusta y lo que no. Online Collage Life Survey en 2011 reportó que las mujeres en una relación tuvieron 6 veces más orgasmos que las que sólo tenían sexo casual.

El orgasmo femenino no está del todo explicado por la ciencia debido a que ocurre diferente entre mujer y mujer, a diferencia del hombre que es muy similar entre todos. Hay una contracción de los músculos pélvicos, aunque no se ha determinado que músculos son los que están involucrados.

Existe un enorme problema que la “revolución sexual” no pudo aniquilar del todo. Durante mucho tiempo se les prohibió a las mujeres explorar su capacidad para sentir placer y no se les educó sobre la forma de cómo obtenerlo. La educación sexual era (y es) una serie de pasos abstractos sobre como embarazarse o no adquirir una enfermedad venérea. Luego, con el acceso cotidiano a las producciones porno, se mal acostumbró a todo el mundo sobre cómo debe ser un orgasmo, sin que esto sea una representación real de lo que sucede.

Para finalizar, contestaremos la pregunta ¿Qué se siente? Bueno, eso depende. Algunos sientes morir, otros deslizarse, puede ser una sensación eléctrica corriendo por tu espalda, húmedo, calambres, ver una luz al final del acto, ver a la virgen, colores brillantes, sabores salados o dulces en la punta de la luenga cuando no se ha comido nada. Hay muchos factores, culturales y físicos, que cambian la experiencia.

El sexo no se aprende en la pornografía se aprende en la escuela y recuerda que no necesitas a nadie para sentir placer

 

 

 

 

 

 

Con información de Código Espagueti.

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