La expresidenta de Argentina Cristina Fernández, sus hijos Florencia y Máximo Kirchner, y el empresario Lázaro Báez se sentarán en el banquillo de los acusados para rendir cuentas por el caso Hotesur, en el que se investiga una supuesta trama de lavado de dinero a través de una empresa hotelera.
El juez federal Julián Ercolini, que investiga el presunto lavado de 80 millones de pesos argentinos (2 millones de dólares), cerró ayer la investigación y elevó el caso a juicio oral, informó la agencia de noticias estatal Télam.
El magistrado cree que los Kirchner usaron Hotesur SA, propietaria de varios hoteles, para lavar el dinero que habrían obtenido ilegalmente del cobro de comisiones a cambio de la adjudicación de obra pública a las empresas de Báez, amigo personal de la familia y principal beneficiado de contratos en la provincia de Santa Cruz.
Báez era considerado el contratista estrella de la obra pública en Santa Cruz, ganador de obras también bajo investigación.
De esta forma, le daban “cierta apariencia de legitimidad” al dinero, así podían “ocultar su verdadero origen” ante las principales autoridades fiscales y anticorrupción, según la versión de la Fiscalía, recogida por el diario Clarín.
Con la compra de hoteles como el Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea, los Kirchner y los empresarios allegados canalizaron el dinero que era sustraído al Estado a través de la obra pública.
La líder izquierdista, que abandonó la Casa Rosada en 2015, después de doce años de gobiernos kirchneristas, tiene abiertas otras causas, varias de las cuales también llegaron a la fase de juicio oral. Fernández, sin embargo, dice ser víctima de una ofensiva judicial y política de la que responsabiliza al actual presidente, Mauricio Macri.
Con información de Excélsior.