Mientras el gobierno estatal reitera su compromiso con las mujeres y el cumplimiento de la Alerta de Género, dos funcionarias se disputan el control de la agenda feminista en un gabinete en el que el “sexo débil” es una mera figura decorativa como en lo que ha devenido el evento oficial del Día Internacional de la Mujer.
Tanto en el sector público como entre los colectivos feministas es una verdad callada la confrontación entre Erika Velázquez Gutiérrez y Julieta Méndez Salas, lo que da al traste con el trabajo gubernamental, los avances de una u otra generan piques y desencuentros.
La primera es titular del Instituto de las Mujeres del Estado, abogada con maestría en juicio de amparo y diplomados en perspectiva de género, además de tener una carrera en la judicatura. La segunda también es abogada, tiene maestría en administración de impuestos y diversos cursos y talleres; es directora del Centro de Justicia para las Mujeres.
Erika proviene de la élite burocrática, el cargo que ostenta es resultado del reparto de cuotas políticas tras el ascenso de Juan Manuel Carreras a la gubernatura, conocedora de los límites oficiales, no se atreve a ejercer el liderazgo que le corresponde, es condescendiente, no se atreve a contradecir a su jefe ni a su “séquito de machos”; no chistó cuando le quitaron la coordinación de la Alerta de Género para dársela a Ulises Valencia Gordillo, subsecretario de gobierno más conocido por su súbita fortuna que por su desempeño como funcionario.
Julieta viene de abajo, los escalones que ha subido en la estructura de gobierno desde el sexenio del doctor Toranzo se los ha ganado y no está subordinada a una camarilla política-mediática como Erika, además se le reconoce el haber realizado diversos eventos con buenos resultados, aunque se le ubica cercana al entorno del secretario general de Gobierno Alejandro Leal Tovías que no congenia con Erika.
Marcelina en el club La Loma
El cese de Marcelina Oviedo como oficial mayor del Congreso del Estado por mayoría de votos, generó un mayor divisionismo en las filas de Morena.
El dirigente Sergio Serrano ahora vela armas contra el coordinador de la bancada, el joven Edson Quintanar Sánchez, el futuro cercano de la Cuarta Transformación pinta para un verdadero desastre, el tribalismo del PRD –ya en artículo mortis– anidó en el partido de AMLO.
El caso es que Oviedo sí es una excelente administradora, hasta donde se sabe, con su familia tiene una empresa constructora exitosa, tanto, que ella vive en una residencia en el exclusivo Club La Loma, vive como “fifí” pero se forjó en la izquierda de fines de los años 70, formó parte de la organización Zaria, de orientación bolchevique, que sirviera de base para que a nivel local surgiera Antorcha Popular. Además de la UASLP estudió en la Universidad de Chapingo.
También se afirma que participó en la resistencia civil de mujeres navistas que, en 1991, se apostaron afuera de Palacio de Gobierno para impedir la entrada del gobernador Fausto Zapata Loredo.
Marcelina perdió la batalla en el Congreso del Estado pero no la guerra, y no falta quien le ve tamaños ahora para ocupar otros cargos, ya sea en el partido o en el gobierno federal. [Javier Padrón]