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Mesa Revuelta/La pirinola de Barrera

De concretarse la operación política-electoral del PVEM y el gallardismo a favor de Morena en el 2021, los panistas y los priistas deberían prepararse para sobrevivir una larga temporada fuera del presupuesto.

Las buenas conciencias potosinas se han rasgado las vestiduras ante el anuncio de Manuel Barrera Guillén, nuestra versión local del “Niño Verde”, como si Morena y el Presidente AMLO no fueran pragmáticos, como si el PAN y el PRI fueran un dechado de virtudes.

Recién designado secretario de Acción Electoral del PVEM, Barrera reapareció como cabeza de una alianza de facto que ha merecido todas las descalificaciones posibles.

El PAN y el PRI antepusieron la decencia como si la conocieran; el dirigente de Morena, Sergio Serrano, simuló indignarse al punto del infarto declarativo, el delegado metropolitano Leonel Serrato mejor cerró la boca y el “superdelegado” Gabino Morales, más socarrón, dice que él no sabe nada, no se mete en cuestiones partidistas, está inmerso en los programas sociales.

En Morena se hacen los distraídos, el Presidente AMLO pactó ya desde hace tiempo con Manuel Velasco, el líder moral del PVEM; y en público podría hablar mal de los Gallardo, en privado festinará los votos que le aporten.

Barrera siempre ha mantenido un bajo perfil, no se distrae en controversias con otros actores políticos ni se confronta con medios de comunicación, ni con los que han registrado el crecimiento de su patrimonio que no corresponde a sus ingresos oficiales.

Estuvo visible, expuesto a la crítica y denuncia en la pasada legislatura, salió ileso del escándalo de la “ecuación corrupta”.

Tampoco ha destacado como un líder político, de grandes discursos y arrastre de masas,  sus cualidades por lo visto son otras que ahora vemos florecer de nuevo: las alianzas con los partidos ganadores, hace operaciones aritméticas, no teoría política.

Fue muy hábil al escoger a la agencia noticiosa de Enrique Galindo para darle la primicia de lo que se contempla como una gran revancha de los excluidos y traicionados del sexenio carrerista, el exjefe policiaco quiso ser candidato a senador por el PRI y terminó convertido en empresario de medios.

El PVEM antes fue socio del PRI y PAN, los votos aportados los cobró bien Barrera Guillén con diversas canonjías; lo más visible fue el control por muchos años de las dependencias de ecología de los tres niveles de gobierno, además de acceder por la vía plurinominal al Congreso del Estado en varias ocasiones él y su esposa, Ivette Salazar, titular de la SEGAM.

El escenario que pinta para el 2021, al menos a nivel local con esa “diabólica” alianza, es el de un PAN vencido, seguirá siendo la primera minoría pero muy menguada, el PRI está muerto de antemano.

La gubernatura y las principales alcaldías quedarán en manos de Morena y sus aliados, y en la próxima legislatura sí tendría una mayoría indiscutible.

Será muy difícil que el PAN regrese a la gubernatura o logre conservar la alcaldía capitalina, y el navismo familiar, si no se avispa, también quedará fuera del pastel.

Sin duda esta jugada pragmática de AMLO, de concentrar más fuerzas políticas para enfrentar en las elecciones intermedias al “conservadurismo hipócrita”, a los “neoliberales rapaces”, le va a acarrear muchas críticas que se le van a resbalar porque tiene la mirada puesta en su proyecto transexenal, ya sea con Claudia Sheinbaum o Ricardo Monreal, solo por mencionar a dos de sus cartas presidenciales. [Javier Padrón].

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