“El problema de que el presidente diga que ya no se hará el fracking es que se deja de hablar del tema, como si ya estuviera resuelto”, asegura en entrevista Claudia Campero, de la Alianza Mexicana Contra el Fracking.
Desde la campaña para a la presidencia el presidente Andrés Manuel López ha reiterado en diferentes ocasiones que su gobierno no hará fracking. Pero un mes después de que tomara posesión como presidente la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) no encontró impedimentos legales para otorgar permisos de fracking en Veracruz.
El comisionado presidente de la CNH Gaspar Franco dijo en una mesa de trabajo:
“A veces se habla de prohibir el fracking o el fracturamiento hidráulico, pero hasta el momento, el marco legal permite que al operador le otorguemos autorización de que haga los trabajos”.
Algunos días después el comisionado Franco renunció por motivos personales al cargo.
Pero nada ha cambiado en la legislación para que el fracking se prohíba. En mayo de este año la Coordinadora de Organizaciones Campesinas e Indígenas de la Huasteca Potosina denunció que la CNH aprobó que Petróleos Mexicanos realice pozos en 18 municipios de San Luis Potosí “por medio de expansión de rocas e inyección de fluidos”.
La técnica, relativamente nueva, se emplea para extraer gas natural de yacimientos petroleros por medio de inyección de millones de litros de agua y químicos tóxicos para fracturar piedras.
Diversos países con sólidas normativas ambientales como Nueva Zelanda, Alemania o Suiza prohíben el fracking; otros como Estados Unidos extraen tanto que exportan gas a otros países como México.
Pero las voces críticas como la activista Claudia Campero dice que se debería cambiar a “un modelo energético que deje de depender de combustibles fósiles”, Campero asegura que los daños causados por el fracking son irreversibles, agotan recursos escasos como el agua y deterioran la vida en comunidades.
Actualmente hay cuatro iniciativas en las Cámaras de diputados y senadores –curiosamente ninguna de Morena- para prohibir el fracking. Pero ninguna ha prosperado. Se le pregunta a Campero por qué, la mujer responde: “la agenda legislativa tiene sus prioridades”.
Para el activista Francisco Cravioto, perteneciente a varias organizaciones contra el fracking como la Coordinadora de Organizaciones Campesinas y la Asamblea de Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental, el gobierno de López Obrador juega con la ambigüedad del término fracking.
El hombre explica que el fracking es un término sobre todo político porque existe una gran variedad de formas de estimular pozos; cada empresa varía los procedimientos, todas asegura Cravioto muy nocivas. Así que el gobierno, bajo su criterio, puede decir que no hace fracking.
La principal empresa que ha hecho fracking en México es PEMEX. Cravioto dice en entrevista que las políticas públicas del país llevan varios años encaminadas a depender cada vez más de los hidrocarburos. Explica que hasta las plantas para la generación de energía eléctrica se utilizan gas.
El activista asegura que toda la política energética debería empezar por la reducción de consumo energético, la utilización de fuentes de energías limpias, que sea una generación “local, a pequeña escala y renovable”. El ideal, dice Cravioto, sería construir comunidades autosustentables y alejarnos de la lógica de los Megaproyectos.
Para Cravioto “Andrés Manuel tiene una postura política, pero sus políticas públicas están encaminadas en otro sentido”.
Con información de Pie de página.