Las votaciones del 1º de julio del 2018 confirmaron lo que las encuestas ya anticipaban: el triunfo arrollador del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador; la debacle del PRI con José Antonio Meade y la sobrevivencia del PAN con Ricardo Anaya, apoyado también por el PRD de los “chuchos” y los “galileos” que cavaron su propia tumba y hoy solo se dedican a denostar a quien los borró del mapa.
A un año de esa elección histórica, la aprobación de AMLO se mantiene en un nivel muy aceptable que ningún otro Ejecutivo ha tenido al menos desde que se mide esta percepción de popularidad/rechazo ciudadano del ejercicio del poder presidencial.
La elección intermedia del 2021 será la mejor medición de su gobierno; ha tenido aciertos indudables como la austeridad, la supresión del boato, el derroche, el pago a columnistas y medios a cambio de porras, el combate al huachicoleo, estabilidad económica a pesar de los nubarrones que le pinta la oposición todos los días, entre otros.
En contra, se le echan en cara no pocas cosas pero no tanto como el pacto de impunidad con Enrique Peña Nieto para una transición tersa sin persecuciones judiciales, nada de “quinazos”; el litigio del caso Lozoya ha puesto en riesgo ese pacto, el exdirector de Pemex en voz de su abogado Coello les lanzó dardos envenenados a Peña y Videgaray, “no me voy solo”.
Los cambios de fondo tardarán en llegar y persisten muchos rasgos del viejo régimen. Para el caso de San Luis Potosí sin ser muy exigentes, el desempeño de los funcionarios, legisladores y alcaldes dista mucho de lo esperado por los votantes que cruzaron el emblema de la “Esperanza de México”, los destellos son escasos y la decepción es creciente.
Contrario a la tradición política instaurada por el PRI y el PAN, la de meter a la nómina solo a los suyos, AMLO avaló la designación de dos delegados federales que militan precisamente en esos partidos y nadie respingó, aquí no vemos autoritarismo sino generosidad con sus adversarios vencidos al grado de la humillación.
En los próximos meses vendrá el cambio de dirigentes nacional y estatales de Morena; se va Sergio Serrano y no hay aún prospectos a la vista para sucederlo, su gestión ha sido de muy bajo perfil, ausente por completo del debate público, ni un boletín genera, apatía total, no defiende las políticas de la Cuarta Transformación, ni responde las críticas de la oposición, las del PAN que sí está en su papel de opositor tenaz, porque el PRI sigue embelesado con su derrota.
Terror en Ciudad Valles
En Ciudad Valles, con mensajes en redes sociales de guerra entre cárteles y toques de queda, se pretende atizar un clima de terror generado por diversos hechos de sangre y el reciente ataque a dos vehículos de Emsavalles, con un alcalde “apartidista” que se fuga de la realidad con pasos de Michael Jackson. [Javier Padrón]