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Mesa Revuelta/Un domingo en la Sierra de San Miguelito

Este domingo en San Juan de Guadalupe se podría consumar un “acto legal” que puede ser impugnable: la norma permite la aportación de tierras comunales para un proyecto productivo no para la especulación inmobiliaria, cuyo cambio de uso de suelo ni siquiera ha sido votado por el Cabildo, dando la idea de que será un mero trámite y ya está todo listo para su aprobación.

Al margen de que sea una minoría en apariencia de comuneros opuestos a las intenciones privatizadoras de Carlos “El Chato” López, están los derechos de la ciudad y de municipios vecinos a preservar un ecosistema que les ha dado vida durante siglos, no se pueden subastar los recursos naturales “al mejor postor” como lo están avalando el gobernador Juan Manuel Carreras y el alcalde Xavier Nava.

La postura del Presidente AMLO ha sido palabrería pura, la declaratoria es un engaño por parcial y no hay constancia del trámite en curso; el titular de la SEMARNAT, Víctor Toledo, no ha tenido tiempo para venir a San Luis Potosí para conocer mejor el caso y establecer un diálogo con las partes, no es una prioridad habiendo tantas otras en el país.

En la reciente gira de AMLO por la entidad se repitió el discurso ambiguo de que sí va la declaratoria, los hechos lo desmienten: la asamblea de comuneros para votar la aportación de más de dos mil hectáreas a la empresa “Espacios en el horizonte” será resguardada por la policía, los riesgos de violencia están cantados.

“¿El rayo gallardizador versus navismo?”

Sebastián Pérez sigue cometiendo un error tras otro.  Después de varios días en los que se escondió de los medios de comunicación, salió para descalificar en un noticiero a quien sufrió su mano dura con la versión de que está movida por “el rayo gallardizador”, es otro agravio más y refleja que sigue sin entender los efectos de su abuso de poder.

Ha puesto en un predicamento el futuro político de su jefe y entrañable amigo, el alcalde Nava; en su defensa han salido voces retrógradas que se disfrazan de progresistas según la coyuntura política: ven con preocupación cómo el proyecto de la gubernatura se está esfumando y un sector de la burguesía potosinense ha entrado en pánico con tantos negocios en puerta facilitados desde la alcaldía.

En distintos espacios la abogada Teresa Carrizales ha sido clara al señalar que nada tiene que ver con la gallardía soledense, ella fue activista de la campaña del ahora alcalde como parte del equipo legal de defensa del voto; y aún si lo fuera, ¿merecía ese trato vejatorio?

El que fue gallardista fue otro: la aparición política de Nava se dio del brazo con Ricardo Gallardo, hicieron campaña electoral juntos, son tan parecidos por las mismas prácticas que los distinguen en el ejercicio del poder, la única diferencia es el origen social, uno es de origen proletario y el otro “fifí”, las fechorías del primero son condenables y las del segundo plausibles, el eterno dilema clasista, la desmemoria y el maniqueísmo.

La tozudez con la que Nava reafirma en su cargo a Sebastián en medio de la tormenta, obedece a que está tratando de salvar su propio pellejo; y no sería suficiente el sacrificio del comisario Edgar Jiménez Arcadia; el PAN ya pintó su raya al invocar su principio de respeto a la dignidad humana y quiere la cabeza del yogui y licenciado en relaciones internacionales.

Quienes reducen el conflicto a una conspiración gallardista, son los mismos que ya estuvieron en el poder con Horacio Sánchez Unzueta, el que instauró un gobierno prinavista que fue represor en extremo, mandó a la cárcel  a activistas, comuneros de San Juan de Guadalupe y periodistas.

Se mantuvieron con Fernando Silva, al panista Marcelo de los Santos lo combatieron en distintos frentes y regresaron con enjundia con el doctor Toranzo. El navismo o posnavismo, como guste usted llamarlo, en las últimas décadas ha iniciado o infiltrado varios movimientos que terminó transando: el conflicto legal por el tiradero tóxico de Metalclad en Guadalcázar, el Frente Amplio Opositor a la Minera San Xavier que devastó el Cerro de San Pedro y, en años recientes, la exigencia de justicia por la pederastia del padre Córdoba, que sigue libre y campante.

Los signos de decadencia del navismo son tan manifiestos como su alianza con “El Chato” —cuyo abuelo intentó despojar a la UASLP de los terrenos que hoy ocupan el Hospital Central y la Zona Universitaria provocando así el surgimiento de la épica navista con el rector Manuel Nava Martínez a la cabeza—; ahora, la disputa es la preservación o destrucción de la Sierra de San Miguelito, y Nava frota con ansia el  borrador del dictamen de cambio de uso de suelo de más de dos mil hectáreas a las que con desdén llama cerriles. [Javier Padrón].

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