La elección de la dirigencia nacional de Morena pinta para una batalla campal, a menos que el Presidente AMLO imponga orden y disciplina al viejo estilo; y a sugerencia suya, está por definirse si se elige por voto o encuesta.
De los cuatro aspirantes, Alejandro Rojas es el que se ha adelantado para poner en duda la legalidad del proceso interno, en sus frecuentes visitas a la capital potosina dispara contra todos, y considera que el padrón de militantes no es confiable, está manoseado.
Yeidckol Polevnsky maneja una postura similar a la de Rojas, a pesar de haber ocupado la dirigencia se afirma que no tiene acceso al padrón. Su reelección no parece ser la mejor opción, su ciclo ya concluyó, la figura de Leonel Godoy, cardenista con presuntos vínculos con el narcotráfico michoacano no le ayuda mucho y está por asumir la dirigencia nacional.
De Mario Delgado se afirma es el más fuerte por sus alianzas con el senador Ricardo Monreal y el canciller Marcelo Ebrard, ambos con injerencia en la política potosina. Delgado no confía en el padrón y aún no pide licencia.
Y Bertha Luján está más tranquila, ya lo dijo Roxana Hernández en Ciudad Valles a un grupo de militantes, encarna la línea presidencial. Tampoco ha dejado la secretaría general del partido.
La responsabilidad de lo que sería una imposición estilo priista, apunta al coordinador de programas integrales, Gabriel García Hernández, el jefe directo del delegado Gabino Morales, quien ha sido señalado de utilizar a los servidores de la nación (empleados federales) para labores partidistas y contrarrestar en las redes sociales el “fuego amigo” y las críticas periodísticas.
Los servidores de la nación pueden aparecer por arte de magia en el padrón de militantes, en esa lista aparece varias veces el apellido Arreola, ya es sabido que esta familia, de origen priista, es la que le hace la chamba al delegado por su falta de experiencia administrativa y política, y el pago sería la alcaldía de Soledad para la diputada Paola Arreola Nieto que, de cumplirse, trastocaría la alianza con los amarrillos vuelto verdes.
ERAN JAULAS DE ORO
Hace casi un año, los diputados Pedro Carrizales y Beatriz Benavente visitaron La Pila y otros centros penitenciarios en plan de supervisores y al final dijeron puras maravillas.
Los acompañaron los otros miembros de la Comisión de Seguridad Pública, Prevención y Reinserción Social, Rubén Guajardo Barrera y Angélica Mendoza Camacho, más prudentes, no declararon nada.
El más barbero fue el “El Mijis”, se desvivió en elogios, se “ha hecho mucho con muy poco”, hay grandes avances desde el hecho de que por primera vez hay un director del Penal que habla con los internos, “porque antes solamente venían a gritarles y sobajarlos, como nos pudieron platicar durante el recorrido; nos llevamos muchas tareas y el compromiso de apoyar aprovechando la buena voluntad de las autoridades”.
Con la reciente recomendación de la CNDH, se evidencia que los legisladores solaparon a las autoridades penitenciarias que no cumplen con brindar las condiciones mínimas de los internos, tantos hombres como mujeres, y los hijos menores de éstas.
La Comisión de Atención a Periodistas
En el Congreso del Estado al parecer tienen voluntad para corregir lo que hizo mal la anterior legislatura, en particular el panista Héctor Mendizábal, al crear la Comisión de Atención a Periodistas, además de integrar a un directivo de un medio en lugar de un reportero, instituyó un innecesario premio al mérito periodístico que, por ironía del destino, fue entregado por primera vez y de manera postmortem al abogado Fidel Briano Rincón, acérrimo crítico de cuanta legislatura le tocó conocer. [Javier Padrón]