El Senado aprobó la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con 111 votos a favor, 13 en contra y cinco abstenciones, entre exigencias de que sea investigado por su responsabilidad en el caso Atenco, tráfico de influencias y otras acusaciones en su contra.
Esta vez, el PRI salió en una tibia defensa del ex funcionario en el pasado gobierno. En menos de un minuto, el sinaloense Mario Zamora pidió no juzgar lo que no se conoce. “Si nos dedicamos a hacer leyes empecemos por respetarlas.
Si hay un procedimiento que se cumpla y respetemos el hecho de que no quiso venir aquí”, dijo. Mientras que Morena se partió y si bien el coordinador Ricardo Monreal afirmó que el Senado no puede enjuiciar a un ministro y se debe respetar el principio de presunción de inocencia, una docena de morenistas arremetió contra Medina Mora y dijo que no acudió a explicar las causas graves porque se muere de vergüenza o desprecia francamente la ley.
Germán Martínez entregó la sentencia del caso Atenco, cuando Medina Mora era secretario de Seguridad Pública, a la Mesa Directiva y pidió que la fiscalía investigue las agresiones contra mujeres, y negó que haya una renuncia pactada con el Ejecutivo.
“Por supuesto que niego lo que aquí se afirmó de que hay un ciclo, que se abre un sitio de impunidad. Lo único que teóricamente. No hay renuncia apalabrada”, sostuvo.
Las senadoras Lucía Trasviña, Malú Micher, Salomón Jara, Félix Salgado, entre otros, exigieron que se le investigue porque nunca debió ser ministro por las acusaciones en su contra en Estados Unidos de tráfico de influencias y el caso Atenco.
El PAN, en voz de Gustavo Madero y Erandi Flores, reclamó que el Senado conceda la licencia sin que Medina Mora argumente las razones graves, porque eso se presta a sospechosismo y exigieron que se le investigue.
En el mismo sentido, el legislador de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, acusó que con este procedimiento no se cumple con el artículo 98 de la Constitución y se presta a pensar que desde el Ejecutivo hay una intromisión.
Por Milenio