Ante las expectativas de que el político expriista Juan Ramiro Robledo Ruiz sea el abanderado de Morena para la elección de gobernador, la reunión anual decembrina del grupo Los Macabeos estuvo más nutrida que en otros años.
Evocando el pasaje bíblico de los judíos que se rebelaron al helenizado rey de Siria Antíoco IV Epífanes en defensa de su autonomía política y libertad religiosa, además de su negativa a comer carne de puerco, el mordaz abogado Fidel Briano así los bautizó a los entonces jóvenes priistas que se opusieron al gobernador Carlos Jonguitud Barrios porque les cerró las puertas de la estructura del poder.
El origen de los macabeos potosinos no fue una lucha ideológica sino por cargos burocráticos, por lo que Jonguitud, viejo lobo de mar, simuló que los escuchaba y atendería sus reclamos; en este sexenio los principales beneficiarios fueron la “legión extranjera” y los líderes magisteriales del sindicato charro (SNTE).
La corrupción y represión policiaca del gobierno jonguitudista provocó una disidencia externa y de mayor alcance, el regreso del movimiento del doctor Salvador Nava y ganó por segunda vez la alcaldía capitalina. El profesor es defendido por sus seguidores, consideran que realizó una obra pública no superada hasta ahora y fue un dique en contra del conservadurismo.
Al paso de los años, Juan Ramiro y sus macabeos ascendieron en la UASLP y el gobierno estatal; tuvieron su época de gloria con el gobernador Leopoldino Ortiz Santos; más ocupado en los eventos sociales que en el ejercicio del poder. Con el padrinazgo de Alfonso Lastras, ocupó todos los cargos posibles, salvo la rectoría de la UASLP y la gubernatura.
Con el controvertido arribo de Fausto Zapata, coexistieron con el grupo de Horacio Sánchez Unzueta y Fernando Silva Nieto, quienes aprovecharon la crisis política derivada de la caída de Zapata y después de los periodos de Corbalá y Torres Corzo, se hicieron del poder estatal. Juan Ramiro renunció al PRI y se fue a las filas del PRD encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
En el 2009 fue candidato a gobernador, postulado por el PRD, PT, Convergencia y PCP, quedó en tercer lugar, debajo del panista Alejandro Zapata y del priista-navista Fernando Toranzo que resultó ganador.
Con el triunfo de la 4T el escenario ha cambiado y favorece a Juan Ramiro, actualmente funge como magistrado presidente del Tribunal Estatal de Justicia Administrativa, y a juzgar por el ambiente que imperó en la comida de los macabeos, ven la coyuntura del 2021 como suya.
MORENA EN LA INCERTIDUMBRE
Al descartarse Esteban Moctezuma como aspirante en el 2021, la caballada de Morena está muy flaca y por eso se menciona a Juan Ramiro como un posible candidato viable y fuerte; se le pondera como un jurista calificado y político con experiencia; y es uno de los políticos potosinos más cercanos a AMLO (el otro es el notario navista Eduardo Martínez Benavente, quien no ha mostrado interés alguno por contender).
Juan Ramiro tiene una excelente relación con el gobernador Carreras, que necesita una alternancia tersa para un retiro político apacible, y también con el secretario general de Gobierno, Alejandro Leal Tovías, macabeo de origen; no es descabellado suponer que el PRI se pondría a disposición del proyecto morenista de Juan Ramiro.
Tampoco es improbable que AMLO lo consulte sobre la política potosina, le pida referencias sobre perfiles y desempeño de la nomenclatura morenista local que, por cierto, en su mayoría ha sido una gran decepción y burla para el cambio verdadero que enarbola la 4T.
En su contra, se argumenta su falta de empatía con la gente, su desvinculación con la militancia de Morena; su carácter arisco con la prensa y su edad (70 años). El principal obstáculo para Juan Ramiro será de nuevo Sánchez Unzueta (por algo nunca lo han invitado a la comida de los macabeos), Silva Nieto y toda esta camarilla que desde 1993, de una u otra manera, han detentando el poder, transaron con el panista Marcelo de los Santos e influyeron en el ascenso de Toranzo y Carreras.
Los horacistas, sobre todo Silva Nieto, están ligados al canciller Marcelo Ebrard, el operador político más eficaz de AMLO, a quien se puede convencer sin mucha dificultad de que el candidato idóneo sería el alcalde capitalino Xavier Nava, a pesar de que este se ha mostrado como un férreo opositor a la 4T, pero estamos en el sexenio del perdón. [Javier Padrón]