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Max al reencuentro con Ingmar

Jorge Ramírez Pardo

Los jóvenes Ingmar Bergman (1919-2007) y Max von Sydow (1929-2020) se han dedicado varios años en su natal Suecia, cada uno por su lado, a producir dramaturgia y representaciones escénicas por encargo.
Un día el sino de ellos se troca en destino compartido; sucede cuando Ingmar deja la provincia sueca y coinciden en Estocolmo, la capital de su país.

Ambos provenían de compañías teatrales de repertorio, en este caso, pequeñas empresas municipales que les hacían contratos por varios años. Ello les daba oficio, fogueo y un sueldo base, pero no su desarrollo pleno, porque eran parte de un conjunto maquilador.

Max dice de su amigo y mentor Ingmar Bergman: No puedo decir exactamente qué influencia tuvo sobre mí, pero debe ser enorme. Hicimos la mayoría de ese trabajo cuando éramos mucho más jóvenes. Éramos libres: él todavía no había adquirido fama mundial y yo era sólo un actor regular de teatro con pocos créditos en el cine. Trabajamos duro y nos divertimos mucho.

“Nos llevábamos diez años de diferencia. Yo estaba en el instituto y él ya actuaba y dirigía teatro en Estocolmo.

Yo había oído hablar de él y de la controversia que levantaban sus producciones”.

También dejó dicho Max que su agnosticismo (o cuestionamiento de la existencia de Dios) se puso en duda cuando conoció a Ingmar. Él, según veremos, lo invistió de cruzado (miliciano de la catolicidad) y lo puso a jugar ajedrez con la muerte.

Ingmar Bergman, sin dejar lo escénico, inicia rodajes fílmicos como director e invita a colaborar a Max. El encuentro es afortunado porque la primera película en que coinciden, El séptimo sello, filmada en 1957, proyecta a ambos a la dimensión de los grandes cinematografistas donde permanecerán el resto de su vida. Ingmar Bergman como director autor y Max Von Sydow como actor.

Trabajaron juntos en 11 películas, entre las que destacan El séptimo sello (1957), Fresas Salvajes (1957), Cuando huye el día (1957), A través del espejo (1961), Luz de invierno (1963), La hora del lobo (1967), Vergüenza (1968) y La pasión de Ana (1966).

El séptimo sello

A pesar de los años transcurridos, el papel de Max en El séptimo sello, como caballero Antonius Block, que juega al ajedrez con la muerte, es uno de los más recordados.

El argumento de El séptimo sello es, en apariencia sencillo, pero con cargas simbólicas y cuestionamiento enigmáticos: La historia se desarrolla en dos planos, el real y el alegórico de la lucha del caballero Antonius Block, quien regresa de las Cruzadas con su escudero Jöns a su pueblo natal, en Suecia, después de 10 años de ausencia. Se encuentra con una comarca diezmada por la peste . Antonius le ordena a Jöns ir a realizarle una pregunta a un campesino que parece estar acostado descansando, Jöns lo hace y cuando le toca el hombro y observa el rostro descubre que es un cadáver; Antonius le pregunta a Jöns: “¿qué te respondió?” y el escudero le responde: “nada”. La figura de la Muerte aparece para reclamar su vida. Antonius decide retar a la Muerte a una partida de ajedrez, y con ello ganar tiempo para así encontrar un acto cuya ejecución le dé sentido a su vida antes de morir.

Max Von Sydow fuera de Suecia

Su gran incursión en Hollywood llegó con el papel del padre Merrin en el clásico de terror de 1973 El exorcista. Trabajó hasta bien entrados sus 80 años, con una participación en Star Wars: The Force Awakens, que se estrenó en 2015.

También representó a Jesucristo, al demonio. Jugó al ajedrez contra la muerte. Luchó contra Lucifer con agua bendita, fue el Cuervo de Tres Ojos, Strindberg, el villano Blofeld, el papa Clemente VII, Eugene O’Neill, el emperador Ming, y Flash Gordon.

Max falleció el domingo pasado en su casa en Francia -donde vivía desde hace décadas tras casarse con Catherine Brelet, directora de cine documental. Participó en más de 150 películas y le distinguió también el manejo de su voz de bajo profundo. Es narrador para la película Europa (1991) del danés Las Von Trier

Woody Allen para quien trabajó en Hannah y sus hermanas (1986), auda a cerrar este escrito con su opinión acerca de Von Sydow: “Su talento es tal que traspasa todas las fronteras, ya se trate de un personaje complejo o sencillo, tanto da. Max es tan bueno que el equipo entero le aplaude en los rodajes”.

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