Felipe Morales
Catorce títulos, desde el ya lejano 1959 a 1980, su primera presea en segunda división, la última, treinta años después.
Los logros de Ignacio Trelles, que constituyen la mejor herencia para las generaciones de entrenadores de futbol.
La manera de conseguir los trofeos fue con trabajo basado en su propia mística: la del carácter y la firmeza, la tenacidad, la reciedumbre de un hombre así formado desde su carrera como jugador.
Cuando el futbolista no se cuidaba tanto el físico y en cambio dejaba la piel en la cancha.
Más allá de datos biograficos de equipos, estadística, fruto de su quehacer que poco a poco fueron estructurando una historia, la vida de Trelles es digna de analizar ya que tres décadas hablan de evolución del deporte de “la patada” y este personaje estuvo en ellas tan activo como productivo.
Se adaptó desde su inicio como futbolista y luego como entrenador cuando la ciencia, la metodología no había llegado y triunfó; más tarde con el arribo de tecnología, de sistemas, de nuevos grupos de entrenadores siguió inamovible, dando resultados y títulos.
Don Nacho es leyenda que dejó al balompié: personalidad, carácter, espíritu de lucha que deben ser ejemplo para quien desde el banquillo se anime a seguir esos ejemplos.