Los genes indígenas son más resistentes al COVID–19, según la hipótesis que sostienen los doctores Julio Granados y Rafael García, investigadores del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Medicas Salvador Zubirán.
La hipótesis a esta resistencia es que los genes que heredamos de nuestros ancestros indígenas puede hacernos más resistentes al COVID-19.
Granados y García son científicos dados a la tarea de recabar marcadores genéticos en todas la regiones de México para demostrar que el legado de los mayas o los nahuas no es solamente cultural.
Los pocos datos arrojados por el avance de la pandemia apuntalan su teoría: el número de casos letales en países con “ancestría” como China, Venezuela o Colombia es menor frente a las muertes registradas en Italia, Francia, España o Alemania.
“Los genes mexicanos autóctonos protegen y los caucásicos imponen riesgo. Quien tenga genes indígenas, en esta ocasión, está protegido. Quien tenga genes europeos tiene riesgo de que la enfermedad progrese a un estado de gravedad”, explica Granados.
La investigación ya está en marcha. Sin embargo, esperan recursos del Conacyt para concluirla. Sus resultados, agrega el investigador, también servirán para determinar cuánto tiempo dura la inmunidad en quienes ya fueron infectados y definir políticas sanitarias por región.
“El genoma del mexicano muestra que, de todo el mundo, México es el país con mayor diversidad genética. Hay más diferencias genéticas entre dos mexicanos que entre un ruso y un coreano”, concluye.
El 42 por ciento de los 323 “municipios de la esperanza” que regresan a la “nueva normalidad” este lunes 18 de mayo son indígenas, de acuerdo con un cruce de la información generada por la Secretaría de Salud y el Inegi.
Sólo en nueve de los 323 no hay población indígena.
Por El Heraldo de México.