Jorge Ramírez Pardo
Como todas nuestras artes contemporáneas, la pintura es hija de la Revolución mexicana (…) una inmersión de México en su propio ser.
El movimiento moderno nació un poco antes de la primera fuera (mundial) y en diversos sitios a la vez: París, Milán, Colonia, Berlín, Petrogrado. No tardó en extenderse al contimnente americano y su primer centro realmente original y vivo estuvo en México, entre 1920 y 1940.
Los privilegios de la vista. Octavio Paz
Los términos parecen contrarios: Modernidad (universal) y Mexicanismo (nacional), pero no lo son si se explican.
Hace varios lustros, la artista costarricense Patricia Chacón, hacía ver, allá en San José, la capital de su país, que en la escuela nacional de arte donde estudiaba, no se le daba peso al Muralismo mexicano.
Las distintas vanguardias surgidas en Europa a principios del siglo XX, Futurismo, Dadaismo, Cubismo, Expresionismo, por mencionar unas cuantas, llegaron a afirmar y diversificar la Modernidad en el arte.
Según algunos historiadores y críticos (entre quienes se cuenta Octavio Paz), el Muralismo mexicano es la primera vanguardia artística del siglo XX fuera de Europa, y aquí viene la explicación para su fusión con la modernidad.
José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, los llamados Tres grandes, iniciadores del Muralismo mexicano (hubo varios más), en 1922 ya conocían y llevaban a la práctica los aportes de Impresionismo (Camille Pissarro, Claude Monet, Édouard Manet, Pierre-Auguste Renoir) y post Impresionismo (Paul Cézanne, Paul Gauguin, Henri de Toulouse-Lautrec, Vincent van Gogh).
El surgimiento del Muralismo con Mexicanidad se dio, porque en el coloquio entre José Vasconcelos (primer Secretario de Educación Pública en México,1921-1924) y los Tres grandes entre 1919 y 1920, se plantearon estas premisas:
- Buena cantidad de mexicanos son analfabetas y no es un rezago fácil de abolir
- Por otra parte, es importante, dar a conocer el hecho épico de la Revolución Mexicana, para contribuir a general elementos información, comprensión e identidad nacional.
- Favorecer la monumentalidad con temas que reforzaran la identidad nacional y el rescate de los valores prehispánicos y combinar arquitectura y pintura en mensajes que pudieran ser descifrados por las masas.
- Hágase con pinturas narrativas murales en edificios públicos emblemáticos
La crítica dividida –entre sus detractores los maestros de Patricia Chacón en Costa Rica- respeto al rango de vanguardia atribuido al Muralismo mexicano se debe a:
- El exacerbado nacionalismo propagandístico contrapuesto a la universalidad del arte
- Los campesinos, obreros e indígenas a los que se exaltaba en los murales nunca constituyeron el verdadero público de este trabajo.
En su favor, vale decir con palabras de la crítica Fabiola Palapa Quijas: El muralismo representó, además de un movimiento político, un estilo estético independiente de las tendencias europeas que predominaban en ese momento, e hizo un especial énfasis en la figura humana y en el color.
Entre la Academia y las Escuelas al aire libre
A todo esto, hay un personaje discreto, pero cabal para impulsar el ingreso de la enseñanza de pintura mexicana a la modernidad, una década antes del inicio del Muralismo mexicano. Se trata de Alfredo Ramos Martínez. También él muralista y pintor mexicanista con soporte en las vanguardias europeas.
“Nadie lo dice ahora, porque el tiempo ha pasado y surgieron diversos intereses, pero el verdadero impulsor de la pintura mexicana contemporánea no fue Diego Rivera, sino Alfredo Ramos Martínez”. Según, Ramón Alva de la Canal, citado por Juan Baights, “Diorama de Cultura”, suplemento del diario Excélsior, 4 de junio de 1978.
Este artista mexicano, nacido en Monterrey, se hace cargo de la Escuela Nacional de Bellas Artes (antigua Academia de San Carlos) en un momento de crisis. Antes de la Revolución mexicana, ya había contrapunto entre los docentes porque, oficialmente, sólo se consideraba válida la enseñanza de artes impartida con lineamientos y preceptos clásicos y ortodoxos de enseñanza.
En 1913, su director en turno, el arquitecto Antonio Rivas Mercado fue destituido de su puesto como director tras una huelga impulsada por el maestro y pintor Gerardo Murillo (Dr. Atl ) en contra de los preceptos anquilosados de enseñanza.
A partir de este momento (1913), puede decirse que la Academia inicia su incursión en una etapa moderna de enseñanza, pues, Y un motivo fundamental es porque Ramos Martínez se hace cargo de la dirección y, en ese momento, el luego de una estancia en Europa ya tenía conocimiento y acercamiento a las vanguardias de arte antes mencionadas.
Además de incorporar, a la docencia a creativos con relevancia en el arte y con apotes innovadores, impulsa, fuera de la Academia el surgimiento de las Escuelas de Pintura al Aire Libre. Como su nombre lo dice, se daban clases al aire libre en plazas de barrios o poblados luego conurbados. Destacaron la de Santanita Iztapalapa, Chimalistac, Xochimilco, Tlalpan, Guadalupe Hidalgo, entre otras. Pero, en esta ocasión continúa la referencia a su impulsor.
Alfredo Ramos Martínez (1871 -1946), según lo ya informado, no sólo es uno de los artistas más importantes de la primera mitad del siglo XX en México; también se le considera el “Padre del Arte Moderno”, vale reiterar, porque incorpora las vanguardias europeas y la mexicana del muralismo a la enseñanza de las artes.
En 1899 viajó a Francia país a estudiar. Se le consideraba un joven pintor de carrera prometedora, y ello le permitió participar en varias muestras parisinas. En 1908 expone por primera vez en el Salón de Otoño de París.
Durante su estancia en París, Ramos Martínez observa el desarrollo de la pintura post-impresionista y puede ver obras, como antes se mencionó de artistas impresioniastas y post impresionistas. Asistió a varios salones artísticos y literarios en donde conoció y entabló amistad con el poeta nicaragüense Rubén Darío, quién lo llamó “El pintor de las melancolías”. Conoció también a destacados artistas de diversas disciplinas como Isadora Duncan, Paul Verlaine, Eleonora Duse, Rémy de Gourmomont y Ana Pavlova.
En la década 1920-1930 Tiene varias exposiciones en México y en diversas ciudades europeas, como Madrid y Berlín.
1930, por motivos de salud, se mudó con su familia a Los Ángeles. Allá realiza pinturas sobre lienzo y murales; entonces su temática predominante es el indigenismo mexicano.
Para concluir
No sobra volver a evocar a Octavio Paz, en su obra al inicio citada, porque ayuda a entender el ser y poder ser que el arte mexicano, con signo y no de mexicanidad. Más, ahora que se cuestiona la sobreprotección de una elite privilegiada cooptada, una obesa y sobre-asalariada burocracia, y, en contraparte, un descuido de la promoción y difusión de toda una comunidad creativa.
La libre comunidad de los artistas con la que inició el movimiento moderno: poetas, músicos, pintores y escultores, fue una sociedad dentro de la sociedad y unida por los lazos, a veces polémicos y contradictorio de la convivencia. Rehacerla es volver al comienzo…: creación y participación.
El artista verdadero es aquel que dice no incluso cuando dice sí. (…) sí México quiere ser (en el arte), tiene que volver a ser… un centro autónomo de creación y distribución de obras de arte. Autónomo no quiere decir cerrado sino independiente.
Vale agregar, la mexicanidad tuvo esplendor, pero también marcada decadencia por el abuso de patriotería tricolor y folklor decorativo. Las siguientes generaciones y la denominada Ruptura encabezada por Enrique Echeverría -el desaparecido en edad temprana-, apelaron a los lenguajes, abstractos y no decorativos, también hijos de vanguardias y, a desmontar la frase dogmática de David Alfaro Siqueiros “No hay más ruta que la nuestra”. Con sarcasmo le replicaron “Destruir la barrera de nopales”.