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OpiniónPORTADA

Mesa Revuelta/Los polvos de 1991

[Javier Padrón]

Este miércoles San Luis Potosí volvió a ser tema en la mañanera presidencial. Para justificar la difusión del presunto plan de acción del Bloque Opositor Amplio (BOA), el Presidente AMLO recordó una conversación con el doctor Salvador Nava Martínez sobre el comportamiento de la prensa potosina en la elección de 1991 y el juego de máscaras.

Esta es parte de la transcripción oficial:

Los comparto [los documentos del BOA] porque, además -volviendo a la política- es asunto de todos, antes la política era asunto nada más de los políticos. Entonces, yo tengo que estar informando a la gente constantemente.

Y es muy conveniente que en la democracia se actúe con transparencia, no tirar la piedra y esconder la mano. Lo que no debe de existir es la hipocresía. ¿Cómo se van a ensaraparar, ser van va a poner no cubrebocas, sino caretas, máscaras y van aparentar algo que no lo son? Van a decir que son liberales, que son independientes, cuando son conservadores. Entonces, fuera máscaras, además no tiene nada de malo.

Yo recuerdo siempre lo que decía el doctor Salvador Nava, opositor, decía: ‘Aquí en San Luis hay dos periódicos: uno abiertamente en contra de nosotros, y otro seudoplural, seudoindependiente -decía el doctor Nava- el que más nos daña es el seudoplural… el seudoindependiente’.

Nava, al igual que AMLO ahora, se enfrentaba a los medios de comunicación y al que se refiere como el “seudoplural” es el diario Pulso,  fundado por el empresario y exalcalde priista Miguel Román  Valladares; y el otro periódico, el opositor franco, sin máscaras, a su candidatura, era El Sol de San Luis, de la cadena OEM de Mario Vázquez Raña.

Para el interesado en documentarse de este capítulo de la historia política potosina y en particular de la postura asumida por los medios de comunicación locales, léase “¡Nava sí, Zapata no! La hora de San Luis Potosí: crónica de una lucha que triunfó, de Miguel Ángel Granados Chapa (Grijalbo, 1992), por lo que no abundaremos sobre lo ya dicho que, en ese 1991, se resumió así: “Prensa local, vergüenza nacional”.

El tema viene a colación a esta mesa porque la sucesión del 2021 empieza a calentarse y algunos personajes de la elección de 1991 siguen vigentes y están parados en la coyuntura que está a la vuelta de la esquina. El secretario de Gobierno, Alejandro Leal, era en ese entonces el presidente del Consejo Estatal Electoral, órgano subordinado por completo al gobierno estatal y validó lo que fue considerado un fraude de Fausto Zapata por el doctor Nava y sus huestes.

Leal fue mencionado este miércoles en una columna de El Universal (Gran Angular,  Raúl Rodríguez), como el jefe de la campaña a la gubernatura de Juan Ramiro Robledo, magistrado presidente del TEJA, que en 1991 era el presidente estatal del PRI que postuló a Zapata. El columnista descarta a Esteban Moctezuma por su desarraigo y amarra navajas: ¿Qué opinará de estas maniobras el gobernador priista Juan Manuel Carreras?

Juan Ramiro, el macabeo mayor, sí aspira a la gubernatura, ha sido el proyecto de su vida, pero no parece estar moviéndose, no se cuece al primer hervor, quizá espera que su amigo AMLO, al estilo del viejo PRI, lo impulse, de lo contrario no se va a lanzar a una riesgosa aventura política, en la que enfrentaría de manera indirecta a su principal adversario político: el exgobernador Horacio Sánchez Unzueta que está haciendo todos los amarres para que el próximo gobernador sea el alcalde Xavier Nava Palacios.

Mientras que Leal, también macabeo, impuesto por grupos de poder en el gabinete carrerista, tiene su propia aspiración para suceder a su jefe Juan Manuel Carreras,  lo cierto es que sus posibilidades son remotas. Los más cercanos a Carreras apostaron a la salida de Leal al cumplirse el primer año del sexenio y fallaron, les sobraban argumentos descalificatorios.

El cambio de secretario de Gobierno podrá darse finalmente en los próximos meses, sería compensado con una diputación plurinominal, su permanencia se prolongó, por una parte, por la abulia de Carreras para dinamizar a su gabinete, y por la otra, los fuertes intereses económicos y políticos que representa.

Leal ha metido en un serio problema a Carreras en el desaseado manejo del ataque artero al Congreso del Estado, la prensa nacional parece interesarse en este brote violento en contra de AMLO, disfrazado de protesta anarquista, encabezado por el presunto panista y rotario Sebastián Domínguez, liberado sospechosamente; y en una de esas, el tema brinca a la mañanera.

La sucesión también se calienta por el destape de Juan Carlos Valladares Eichelmann como posible candidato a la alcaldía capitalina, el cargo que ocupó su abuelo sin un cobrar un quinto, reseñado en la citada columna de El Universal; fue el diputado federal Ricardo Gallardo Cardona, líder real del PVEM en la entidad y aspirante a la gubernatura, el que le habría hecho el ofrecimiento al empresario priista.

Como Valladares no ha desmentido lo publicado, la versión fue una bomba molotov que cayó en el terreno horacista causando desconcierto, el escenario se vuelve complejo y se desataron las especulaciones, las teorías conspiracionistas.

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