La economía china parece estar superando el ataque de la pandemia de COVID-19 tras registrar en el segundo trimestre del año un regreso al crecimiento incluso superior al esperado por los analistas, con un avance del 3.2 por ciento en términos interanuales.
Según datos oficiales hechos públicos este jueves por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), en el global del semestre el producto interior bruto (PIB) de China cayó un 1.6 por ciento interanual, ya que entre enero y marzo el impacto de la crisis provocó la primera caída de este indicador desde 1976 (-6.8 por ciento).
Los analistas esperaban que, en la comparación interanual, la economía china aumentase un 2.5 por ciento entre abril y junio gracias a la política de estímulos fiscales y monetarios impulsada por Beijing para tratar de amortiguar los efectos de la pandemia.
Al tratarse de una situación excepcional como esta, la comparación entre trimestres sirve mejor para ilustrar lo que supone este dato: si entre enero y marzo el PIB se contrajo un 10 por ciento con respecto al último cuarto de 2019, en este segundo trimestre de 2020 se expandió un 11.5 por ciento en comparación con el anterior.
En términos nominales, la riqueza total de China en el primer semestre de este año se situó en los 45.66 billones de yuanes (6.53 billones de dólares).
El consumidor todavía titubea
La ONE recuerda que en estos meses la economía china no solo se ha visto afectada por la pandemia sino por un “entorno complejo en el extranjero”, por ejemplo, la guerra comercial con Estados Unidos, que ha pasado a un segundo plano pese a que muchos de los aranceles impuestos siguen activos.
La recuperación, según este organismo, se produjo “a un ritmo acelerado” y permitió a la economía nacional ir de más a menos: “Los principales indicadores muestran un crecimiento restaurativo (…) y las expectativas de mercado son, por lo general, buenas”.
Inversión e industria
Entre los indicadores económicos hechos públicos hoy por la ONE destaca uno de especial importancia en China, máxime en una situación económica adversa: la producción industrial, que pese a caer un 1.3 por ciento interanual en el global del semestre, mostró una clara tendencia ascendente.
En el primer trimestre, este dato había caído un 8.4 por ciento, mientras que entre abril y junio se expandió en un 4.4 por ciento, con especial protagonismo, según las autoridades, de la producción de maquinaria.
También es destacable el desempeño de la inversión en activos fijos, saliendo de la caída del 19.8 por ciento registrada entre enero y junio: aunque la ONE no hizo público este desglose, las estimaciones de Wu, basadas en el hecho de que en el global semestral el indicador cayese un 3.1 por ciento, sitúan el avance del segundo trimestre en un 3.4 por ciento interanual.
Dentro de este conjunto, el sector más potente fue el de la inversión en infraestructura, que, no obstante, cayó ligeramente en junio con respecto a mayo; la inversión inmobiliaria, una de las predilectas de los chinos, avanzó en el semestre un 1.9 por ciento, mientras que la de manufactura “continuó apagada”.
Oxford Economics apunta que en junio se registró el mayor impulso a los créditos concedidos desde finales de 2017, lo que supondrá un mayor apoyo a la inversión este año.
¿Seguirá creciendo la economía china?
Los analistas coinciden en que esta tendencia positiva se mantendrá durante la segunda parte del año gracias al éxito en la contención de los brotes iniciales de la pandemia y de los rebrotes posteriores, como el registrado en junio en Pekín, y del que ya no se registran nuevos casos.
La asignación anticipada de las cuotas de emisión de bonos para los gobiernos provinciales permitirá acelerar la inversión en infraestructura en lo que queda de año, algo a lo que también ayudará el aumento planeado de los subsidios y de las rebajas fiscales.
En Oxford Economics ahora creen que se podrían haber quedado cortos en su previsión de un avance del 2 por ciento en el PIB de China de 2020, y en Capital Economics apuestan por una recuperación de la tendencia previa al virus (cuando el crecimiento rondaba el 6 por ciento) antes de que termine el año, “más rápido que cualquier otra potencia económica”.
Por si acaso, las autoridades chinas prefirieron pecar de prudencia y, por primera vez en décadas, no han marcado un objetivo fijo de crecimiento para el presente ejercicio, que en 2019 se situó en una horquilla de entre el 6 y el 6.5 por ciento.
EFE.