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Nacho López, precursor del fotoensayo periodístico

Jorge Ramírez Pardo

“Me decidí por la fotografía como medio de expresión por ser instrumento que refleja la realidad vista a través de mis ojos, para comunicar, por su inmediatez en la reproducción, la belleza o la fealdad, la miseria o la riqueza y las desigualdades e injusticias de mi tiempo”

Pese a su breve tránsito por el fotoperiodismo en México, Nacho López (1923-1986) es un referente por el aporte singular que hizo a ese género. Publicó sus fotografías en 63 entregas editoriales entre 1950 y 1958.

Originario de Tampico y forjado en la Ciudad de México, fue un creativo multifacético en fotografía fija y foto para cine, disciplina en la que también incursionó.

Desde sus primeros registros visuales, Nacho López hizo foto documental con marcada referencia a marginalidad y pobreza, en conjugación con enfoques poéticos para generar cuestionamiento del orden establecido y reflexión en los espectadores.

En esta ocasión, se abordarán de manera primordial sus fotoensayos urbanos, y queda para otra ocasión referencias a su realización fílmica e imágenes de surrealismo, multiculturalidad indígena y campirana.

Su devenir

En su intento inicial de ser realizador cinematográfico, en 1945 Nacho López se inscribió en el Instituto de Artes y Ciencias Cinematográficas de México. Ahí, Nacho tuvo como maestros, entre otros, a Alejandro Galindo, Xavier Villaurrutia y Manuel Álvarez Bravo.

Nacho López tuvo influencia de Álvarez Bravo y en tema y abordaje de Tina Modotti y Edward Weston. Es indudable que conocía y dio continuidad a la obra documental centrada en la Revolución mexicana, del colectivo fotográfico Casasola; conoció la obra Guillermo Kahlo y del potosino Manuel Ramos; también el trabajo de los hispanos hermanos Mayo.

Como creativo singular, Nacho López aportó al fotoperiodismo sus fotoensayos. Ello fue posible en las revistas Hoy, Mañana, y Siempre!, dirigidas por el tabasqueño José Pagés Llergo. Esas publicaciones daban relieve a la fotografía y a los suplementos culturales –en particular La Cultura en México-.

Los fotoensayos

Desarrolló con sus fotos, a decir de especialistas, un tipo de “objetividad modernista” y una ética para su trabajo en publicaciones donde hacía fuerte contraste al énfasis en lo exótico y resistía las presiones políticas de tener como sujetos a fotografiar personajes gubernamentales o figuras de la farándula.

Sus más conocidas fotos eran registros de la vida cotidiana en la Ciudad de México; de trabajadores en la calle, talleres o sitios de maquila, indígenas, estudiantes, jugadores de billar; sitios como pulquerías, clubes, la calle y cárceles. Además de Álvarez Bravo y Modotti, su trabajo también ha sido comparado con el de Dorothea Lange, Henri Cartier-Bresson y Edward Weston.

Sus fotos mostraban el lado no visible de la modernización del país y el, entonces festinado, “milagro mexicano” omnipresente en el discurso gubernamental.

A diferencia de un fotoreportero que debía entregar imágenes noticiosas, Nacho desarrolló temas, en formato de fotoensayo; esto es, fotos con cargas narrativas, poéticas, reveladoras e, incluso cuestionadoras y hasta con elementos simbólicos, acompañadas de textos escritos por él mismo o por otros autores. Fue el primer periodista mexicano en expandir la noción de ser un autor fotográfico.

Temas y títulos

  • “Solo los humildes van al infierno” retrata la injusticia del sistema judicial mexicano que privilegiaba a los ricos mientras encarcelaba, injusta o exclusivamente, a los pobres. En opinión del historiador John Mraz, este es su fotoensayo más crítico.
  • Enfoco la capital mexicana desde múltiples ángulos: “México acostumbra echarse una copa a las dos de la tarde”, “Nacho López presenta México D.F.” y “Las mil caras de la ciudad”. Carlos Monsiváis decía que, a través de la fotografía, Nacho López volvía a la ciudad de México “…fantasmal, gris, brillante, regocijada y regocijante, célebre en su anonimato, dividible en barrios y en calles, parrandera, libidinosa, chambeadora, bravera, holgazana, ritual, anárquica.”
  • Cuando fotografío la peregrinación anual a la Basílica de Guadalupe, se enfocó situaciones y ángulos inusuales; peregrinos cuando comen y beben. Algo así como el “detrás de cámaras” hoy usual como complemento de algunos registros fílmicos. En un contexto similar realizó uno de los primeros y más atinados documentales antropológicos “Él es Dios”, actualmente disponible en Internet: https://www.youtube.com/watch?v=l6LCTu1hCt8
  • “Prisión de Sueños”, acerca de la sección de mujeres en la cárcel de Lecumberri.
  • “¡Asalto a la corte de los milagros!”, apunta hacia la mendicidad y las personas en situación de calle.

Fotoensayos más citados

El fotoensayo más famoso es “Mujer guapa parte plaza por Madero”, realizado en 1953. Esta foto fue el resultado de una mujer con una cintura muy estrecha, en realidad una actriz contratada por López, caminando en el centro de la Ciudad de México y en otros lugares para que López pudiera fotografiar las reacciones de los presentes.

Otra serie eminentemente urbana de barrio es la llamada “La Venus se va de juerga” ; conjunto de imágenes de un maniquí desnudo cargado por un trabajador fotografiado en diferentes ubicaciones y situaciones.

Antecedente de las expresiones de arte contemporáneo ahora denominadas intervenciones y/o instalaciones, según sus particularidades.

Respecto a estos dos fotonesayos, el crítico español Alfonso Morales escribió para el catálogo de la exposición Iconofagia (Madrid, 2005): “…ha adquirido la condición de códice (…) Con la ayuda de una mujer de carne y hueso, y una impasible réplica de pasta, Nacho López constataba a través de estos divertimentos fotográficos una de las condiciones o características definitorias de la moderna urbanidad: la ciudad, insuperable espectáculo de sí misma, es un montaje en que simultáneamente se confirman los roles sociales y se desordenan las jerarquías; una transitoria pero constante escenificación en que sus habitantes son indistintamente espectadores y protagonistas.”

El legado

En la década de los años 1970 -luego de su incursión en el cine etnográfico- regresó a la fotografía, pero no al fotoperiodismo, sino a la foto conceptual –incluida la surrealista- y a la indigenista; se afianza como autor, crítico y maestro de fotografía en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM.

El fotoperiodista Luis Antonio Vallejo, luego de tomar cursos y talleres en la “Escuela activa de fotografía de Coyoacán”, monta entre 1990 y 1995, la Fotogalería Nacho López, e impulsa este sub género redimensionado por Nacho. Ahí expondrían destacados continuadores de esa línea. Entre ellos, Marco Antonio Cruz, Pedro Valtierra, Andrés Garay, Elsa Medina, Ángeles Torrejón, Ireri de la Peña, Rubén Pax-. En ese recinto, se inauguraba una exposición mensual de fotoperiodismo, con la presencia y diálogo con el público de los respectivos autores.

También lleva el nombre Nacho López la escuela fotográfica que en esos años fundo Andrés Garay.

López reunió una colección de aproximadamente 30.000 de sus negativos, 3.000 fotografías y tres películas que donó a los archivos fotográficos nacionales; conforman hoy el Fondo Nacho López de la Fototeca Nacional de México. También publicó el libro de imágenes Yo, el ciudadano en el Fondo de Cultura Económica.

Otras publicaciones en torno a la obra de López, entre lo más destacado, son:

  • Nacho Lopez, Mexican Photographer, John Mraz, 2003;
  • Nacho López, ideas y visualidad, 2012, de varios autores;
  • Nacho López. Fotógrafo de México. 2016. También de varios autores.
  • La revista Artes de México compiló imágenes suyas imágenes relacionadas con la ciudad de México.
  • En formato de revista/libro, Luna Cornea, en 2007, e dedicó su número 31 de espléndida curaduría. Se pude consultar sin costo en su versión electrónica en este momento: https://issuu.com/c_imagen/docs/lunacornea_31
  • El portal español Óscar en fotos, le dedicó un ensayo antológico, realizado por Óscar Colorado Nates, director del sitio.

Por todo lo aquí enunciado y más, Nacho López es el fotógrafo periodístico más influyente en México durante la segunda mitad del siglo XX.

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