Jorge Ramírez Pardo
Hoy 28 de diciembre para los mexicanos es día de los Santos inocentes. Pero, la oferta de hoy desde PotosíNoticias no es una inocentada sino una celebración festiva.
Hace 125 años, en esta fecha posterior a la Navidad, en un salón parisino se realizó la primera exhibición de cine proyectado en una pantalla. Con el invento del cinematógrafo realizado por los hermanos Louis y August Lumiere superaban al Praxinoscopio, cilindro rotativo que proyecta la ilusión de movimiento conseguido con imágenes dibujadas, y el Cinetoscopio que permitía la reproducción de imágenes reales de sujetos en movimiento susceptibles de ser vistas por una sola persona.
Con ese motivo, a partir del día de hoy por la tarde, en este portal informativo PotosíNoticias, se publicarán, durante este y varios lunes consecutivos, colaboraciones del abogado e historiador Federico Anaya Gallardo referidas a los inicios del cine en el mundo y en México, agrupadas en la serie denominada por él mismo “Ver para pensar”.
También a la llegada del año 2021, habrá referencias a otros pasajes del cine mundial y de la historia del Cine Mexicano que cumplirá 125 el próximo mes de agosto.
Luis Buñuel mirada premonitoria
La familia cinematográfica mexicana tiene un particular a precio al realizador de cine Luis Buñuel porque es un fue un genio creativo. Vivió en el país 30 años, adoptó la nacionalidad mexicana y aquí desarrollo y filmó la mayor parte de sus películas.
Además de la admiración y empatía que lo antes enunciado produce, sus memorias tituladas “Mi último suspiro” son uno de los recuentos autobiográficos más genuinos que ser humano haya legado. A continuación, un fragmento -tomado del último capítulo del libro de sus memorias-consonante con por la situación y los días de excepción que vive la humanidad:
“Hace tiempo que el pensamiento de la muerte me es familiar.
“Desde hace varios años, cada vez que abandono un lugar que conozco bien, donde he vivido y trabajado, que ha formado parte de mí mismo (…) me detengo un instante para decir adiós a ese lugar. Me dirijo a él, digo, por ejemplo: Adiós San José Purúa (Michoacán). Aquí conocí momentos felices. Sin ti, mi vida hubiera sido diferente. Digo adiós a todo, a las montañas, a la fuente, a los árboles y a las ranas.
“Las trompetas del apocalipsis suenan a nuestras puertas desde hace algunos años, y nosotros nos tapamos los oídos. No bacilo al situar a la información entre los funestos jinetes. El último guion sobre el que he trabajado, pero que nunca podré realizar, descansaba sobre una triple complicidad: ciencia, terrorismo, información.
“Me impresiona tan intensamente la explosión demográfica. Sueño a menudo en una catástrofe planetaria (…) que no tendría sentido ni valor a mis ojos más que si procediera de una fuerza natural, terremoto, epidemia desconocida, virus devastador en invencible.
“Ya viajo poco porque para mí la muerte atroz es la que sobreviene en un traslado, en una habitación de hotel, en medio de maletas abiertas y papeles desordenados. Quizá peor, me parece la muerte largo tiempo diferida por las técnicas médicas, esa muerte que no se acaba (…) al aproximarse mi último suspiro”.