Javier Padrón
En la tarde de ayer se sacudieron el gabinete estatal y las alcaldías de Moctezuma y Soledad con la noticia del contagio por COVID-19 del Presidente AMLO, en las redes sociales se propalaba esa falsa leyenda de mala suerte que le endilgan a San Luis Potosí solo porque de aquí partió el jet de Juan Camilo Mouriño que se cayó —o lo tumbaron— al llegar a la CDMX, y ahora le tocó a AMLO y a quienes estuvieron en su radio de acción el sábado y domingo.
La regla dice que suelen transcurrir hasta cinco días para la aparición de los síntomas del coronavirus, por lo que AMLO se contagió antes de su gira a Nuevo León y San Luis Potosí, se supone que aquí no tuvo síntomas, desayunó en Soledad de buen ánimo; otros sospechan que viajó de regreso ya con un resultado positivo para tacharlo de irresponsable; otra versión dice que fue al comer en la CDMX cuando perdió el sentido del gusto y le aplicaron la prueba dando positivo.
También una parte de la clase política de Nuevo León, no se diga de Palacio Nacional, está bajo el protocolo de seguimiento de contactos. El gobernador Carreras, el que siempre estuvo más cerca del Presidente, salió negativo, tendrá que hacerse otra prueba en los próximos días; el comandante de la XII Zona Militar, Guzmar Ángel González Castillo, sí resultó positivo pero por otra cadena de contagio, no la del Presidente.
Como haya sido, el coronavirus hizo pasar a un segundo plano la gira presidencial, el respaldo a la preservación de la Sierra de San Miguelito; de la Vía Alterna a la Zona Industrial, ni una palabra. Salvo el Cuartel de la Guardia Nacional en Soledad que fue inaugurado, no se habló de obras, el discurso dominante fueron los programas sociales.
Persiste el distanciamiento de AMLO con la cúpula local del sector privado, se hospedó en un hotel el sábado y no tuvo más actividad pública; en la capital regia sí había cenado el viernes con los capitales más importantes, mientras aquí no hay ningún puente, lo cual es preocupante porque el diálogo es útil y de beneficio para la entidad. No parece haber interés de ambas partes por reunirse, en lo que va del sexenio ni un solo encuentro; el gobernador Carreras no se ha esforzado y el “superdelegado” Morales no tiene interlocución con el sector empresarial.
¿NAVA VS. NAVA?
Por diversas vías le llegó al Presidente AMLO la carta de los activistas de la Sierra de San Miguelito, en la que relatan los embates de los fraccionadores, el odio y violencia que han sembrado en las comunidades, no solo en San Juan de Guadalupe; y denuncian al gobernador Carreras y al alcalde con licencia Xavier Nava de manipular el proyecto de Área Natural Protegida.
La carta fue suscrita por tres organizaciones: Guardianes de la Sierra de San Miguelito, Frente Amplio Opositor y Frente Ciudadano Anticorrupción. El alcalde interino Alfredo Lujambio tronó, en sus redes sociales publicó lo siguiente: “Carta plagada de adjetivos, incongruencias, falsos agravios y por cierto utiliza la firma del FRENTE CIUDADANO ANTICORRUPCIÓN sin autorización. Así no @Manuel Nava Calvillo”.
Se entiende la molestia de Lujambio, su padre es uno de los fundadores de ese membrete junto con Manuel Nava y Hugo Stevens, cuya familia fue favorecida con las dos obras insignia del trienio a través de licitaciones ejemplares, ¿quién lo duda? El FCA, creado ex profeso como baluarte del proyecto de Xavier Nava y para fastidiar al gallardismo, no se ha deslindado de la carta.
El navismo familiar juega con frecuencia varias pistas en el escenario político, puede ser gobierno y oposición al mismo tiempo sin ningún problema, autoritario y demócrata, enemigo de la corrupción y parte de ella. El otro navismo, el popular, sí está inmerso en la defensa de la Sierra de San Miguelito.
LAS LLAMADAS DE MÓNICA
El CEEPAC le ordenó a Nava el retiro de su propaganda política, está fuera de tiempo y sigue en la incertidumbre su siguiente paso, ya perdió de vista la gubernatura y la idea de reelegirse en la alcaldía cada vez se le complica más. El senador Francisco Javier Salazar le recomendó hacer un ejercicio de reflexión y sumarse a Octavio Pedroza. En el PRI postergaron la definición de su candidato a la gubernatura, subordinándose a la estrategia de Nava; y en Morena han disminuido las querellas, solo le llueve a la doctora Mónica Rangel, le echan en cara su militancia priista, sus encuestas “patito” y sus llamadas telefónicas que violan la privacidad y la presentan como la secretaria de Salud mejor evaluada del país, con la entidad en semáforo rojo y un promedio de 30 muertes al día.