Felipe Morales
El atleta potosino Macario Soto sorprendió al correr 84 kilómetros en una prueba impuesta por él mismo y efectuada en la pista de tartán del Estadio “Plan de San Luis”.
Soto se quedó a 16 kilómetros de cumplir su objetivo de 100 y el factor que le impidió fue el efecto de los rayos del sol que le afectaron en casi todo el recorrido.
En punto de las seis de la mañana de este domingo, Macario comenzó su esfuerzo con un clima y condiciones favorables, pero pronto hizo su aparición el astro rey y fue inclemente con el deportista.
El objetivo del atleta era cumplir el reto personal que se propuso, pero además contribuir con las agrupaciones que atienden a niños con tratamiento oncológico le cumplan un sueño a estos infantes.
Familiares y amigos del corredor acudieron a apoyarle y acompañarlo por momentos en su cometido trotando a su lado.
Cada hora primero y después cada diez vueltas Macario abandonaba la pista para dirigirse a la carpa donde era atendido por su hijo, estudiante de fisioterapia, quien le aplicaba masaje en las piernas, además de hidratarse para volver al ejercicio.
A cada minuto el calor aumentaba y los efectos abrasivos de los rayos del sol iban afectando las facultades de Macario que, aunque preparado para resistir la carrera, no lo estaba para soportar la situación del clima.
Entre las dos y las cuatro de la tarde se registró una temperatura de 31 grados, en cada salida al descanso el atleta lucía visiblemente los estragos y se comenzaron a presentar, además, algunas molestias musculares.
Decidió cambiar la carrera por la caminata, siempre acompañado de otros atletas que le motivaban a continuar mientras que, en cada vuelta al pasar frente a la carpa, se escuchaban las porras y los gritos de aliento.
Finalmente, a las cinco de la tarde con cincuenta minutos, agotado por el esfuerzo y agobiado por el calor Macario Soto terminó sumando 210 vueltas a la pista de 400 metros, es decir corrió 84 kilómetros, lo equivalente ni más ni menos a dos maratones.
