Javier Padrón
El debate de este domingo no fue tal, el formato no ayudó y hubiera sido suficiente un moderador o un robot, pero la verdad es que ninguno de los nueve participantes le quiso entrar a lo tupido, con las tarjetas de apoyo no hubo chance para la improvisación y, desmotivados, algunos se dieron el lujo de desdeñar réplicas y tiempo sobrante, y al final todos se declararon victoriosos.
Los que se asumen como punteros de acuerdo a sus encuestas, no quisieron arriesgar nada, era la oportunidad de Octavio Pedroza para demostrar que es el que tiene más experiencia y capacidad para gobernar (estuvo más crítico en la entrevista con Carlos Loret), y dejó ir a Ricardo Gallardo que salió ileso y por lo tanto fortalecido porque se le considera el más vulnerable y quien fue insistente en las nueve décadas de corrupción del PRIAN; sí le brincó el panista por haber votado por el recorte federal en materia de seguridad y en otros temas, no se empleó a fondo y quiso verse sereno y propositivo.
A los cinco minutos de que concluyera el debate, el equipo de prensa de Pedroza cometió una pifia monumental que fue la burla en las redes sociales y de sus adversarios al difundir una encuesta que lo declaraba ganador con 41 puntos, con la salvedad de que fue levantada el 8 de mayo. Nunca es tarde para que el PAN ya forme sus propios cuadros en comunicación política y no los ande pidiendo prestados al viejo PRI.
Mónica Rangel fue a reivindicar su maltrecha legitimidad como candidata de Morena y la 4T, no acepten imitaciones, fue su mensaje; por su paso en la Secretaría de Salud y renuncia en plena pandemia, era imposible evitar raspones y chipotes; se mantuvo con la cabeza fría, estoica ante los señalamientos directos. Tanto ella como Pedroza comparten un problema común a pesar del antagonismo extremo de sus partidos: el cordón umbilical carrerista los une y están en la disyuntiva de la gloria o la tumba política el 6 de junio.
Con la declaración masiva de ganadores del debate, los expertos se esforzaron en encontrar el modo a sus conclusiones, el triunfo se le otorgó de manera indistinta a Gallardo y a Pedroza; a Marvelly Costanzo se le declaró la revelación por haber propuesto el aborto legal y la legalización de la mariguana, banderas que el partido que la postula no menciona en su plataforma electoral 2021.
Los profes Rico y Segoviano estuvieron soporíferos, como maestros en la última clase del viernes a la que los alumnos no le ponen atención y ya se quieren ir. Segoviano desaprovecha por completo su condición de candidato ciudadano que a otros los ha llevado al poder como a Jaime “El Bronco” Rodríguez y Enrique Alfaro. No se lució ni en su materia de la educación superior privada, cuyo lema es: “El que no paga las colegiaturas, no pasa”, la 4T le afecta su negocio, las universidades públicas ya no deben de cobrar colegiaturas y se van a saturar como en los tiempos de Echeverría, hervideros de izquierdistas.
SEXO ORAL, BLANQUILLOS Y UN TIPEJO
Por incoloro e inexpresivo, a Machinena se le debe colocar al lado de los profes para hacer la tercia, con el matiz de que dudó de las promesas de varios candidatos como el prefecto que quiere imponer orden y para salir con la puntada de abrir una escuela de cine en el Cerro de San Pedro, que fue devastado con dinamita y cianuro por una trasnacional canadiense con la complicidad del INAH, al que está adscrito, en lugar de exigir primero su remediación.
El magnate Esper defendió a los comerciantes quebrados por la pandemia y se ocupó más de sus querellas contra el gobernador Carreras que en cuestionar a sus contendientes, fue el único en referirlo sin miramientos hasta la grosería (le dijo “tipejo”) y metió a MORENA en el saco de la ignominia porque también fue comprado por Carreras como los demás partidos, con el Verde no se metió.
Su intenso manejo de redes sociales, su postura antisistema y anuncios de aplicar tecnología de vanguardia para atender problemas de seguridad, energía y desabasto de agua, no se refleja en las encuestas, anda muy abajo, su donación de ocho hectáreas para un hospital en Ciudad Valles tampoco le da puntos.
“El Tecmol” Romero aún no entraba al Bicentenario y hacía gala de su educación con procacidades en contra de una colega que le preguntó sobre su gasto en el helicóptero, se sintió provocado; otro le recordó su baile lascivo con la burra, la respuesta fue una simulada mentada de madre con el brazo. Ya metido en el debate, en la tortura a la doctora Rangel por la escasez de medicamentos y centros de salud cerrados, quiso ganarse la simpatía de la audiencia con un “ya dejémonos de chingaderas y de mamadas”, abolló el espíritu universitario civilizatorio e ipso facto fue amonestado por el moderador que lee noticias en el canal 7; antes, no se atrevió a sacarle la tarjeta amarilla a Gallardo cuando dijo que gobernaría “con huevos”.
Este primer debate sí fue una desilusión, es injusto culpar al rector Alejandro Zermeño y a la presidenta del CEEPAC Laura Fonseca solo por el formato, si ignoramos la actitud del crítico petulante que nada le satisface ni ve por ciego las cualidades de los demás, como lo refiere con otras palabras Ortega y Gasset, aparece el insatisfecho que tiene claro que las cosas se pueden mejorar, el debate reflejó el nivel de la política potosina, es lo que hay, pero no hay resignación ni remordimiento, está en juego la consolidación de la 4T o la restauración del PRIAN, hay que poner más empeño, aun faltan dos debates.
¿Y EL DEBATE POR LA ALCADÍA?
La presidenta del CEEPAC no ha anunciado un debate entre los candidatos a la alcaldía capitalina. El tiempo corre. ¿No hay recursos, dirá? ¿Alguien le ordenó no organizarlo para proteger a un candidato? Leonel Serrato, Enrique Galindo y Teresa Carrizales deben estar muy ansiosos por debatir con Xavier Nava, este debate podría resultar más interesante que el desabrido del domingo, saldrían chispas y verdades cruentas, hay muchas cosas por exponer y cuestionar. Nava debería ser el primero en retarlos y no lo ha hecho, la ciudadanía tiene derecho a ver ese debate en horario estelar.