Javier Padrón
El gobernador Juan Manuel Carreras en los últimos días ha evitado aparecer en público, no quiere responder a la prensa sobre las críticas del gobernador electo Ricardo Gallardo por las irregularidades que se han presentado en la entrega-recepción y el crédito de más de 400 millones de pesos que se tenía oculto y fue revelado por la SHCP al gobierno entrante.
La última vez que se le vio en público fue hace una semana en la presentación de un nuevo vehículo de la BMW en la planta de Villa de Reyes. No salgas, no te subas al ring con “El Pollo”, le habrán aconsejado sus asesores que lo han tenido en una burbuja todo el sexenio, para eso están los secretarios Daniel Pedroza y Jorge Daniel Hernández Delgadillo.
En el último tramo se ha acelerado su desgaste más de lo habitual de cada fin de sexenio, se rompió su relación con el priismo y el panismo que durante la campaña toleraron su operación política y uso del aparato estatal para favorecer la candidatura de Mónica Rangel por Morena, y la cordialidad se sepultó al haber ordenado el desistimiento del PRI de la impugnación a Gallardo.
Ya no quedó bien con nadie, su mayor preocupación era la imagen que dejaría para la posteridad, con qué obras públicas sería recordado, también se fijaba en detalles de su apariencia física, los fotógrafos y diseñadores de Comunicación Social recibieron la instrucción de atenuar sus arrugas, vino la pandemia, las campañas y cambió todo, se puso a la vista lo peor de su gobierno y la balanza no lo favorece.
LA SECRETARÍA QUE FUNCIONÓ DE AGENCIA DE MORENA
Como parte de esa injerencia de Carreras en Morena que se está documentando para posibles acciones legales cuando deje el poder, fue que el priista José Grimaldo López, subdirector de Atención de Grupos Sociales de la Secretaría General de Gobierno, mano derecha del subsecretario Aureliano Gama, fue impuesto como candidato a diputado local por el III distrito, antes se había registrado como precandidato de la coalición Sí por San Luis, no previó que Mauricio Ramírez Konishi buscaría la reelección.
Con las manos vacías, la oferta fue tentadora para Grimaldo y la aceptó, le dieron también la coordinación de la campaña de la doctora Rangel en ese distrito; y de suplente llevó al panista Marco Antonio García Briones.
Como el funcionario tenía ya varios años con trabajo político en ese distrito, Carreras fue informado de que tenían un buen gallo para darle la pelea al junior cetemista y lo reclutaron para la doctora Rangel.
EN PALACIO PREMIAN A PRIISTA
Para darle más bríos, le aseguraron en la Secretaría General de Gobierno que, en el caso de que no ganara la diputación, regresaría al gobierno estatal con la plaza sindical de jefe de departamento, el nombramiento ya se lo dieron sin regateo, con sueldo superior a un director general.
Se reservó otra plaza de jefe de departamento para el funcionario Edmundo Azael Torrescano Medina, quien fue candidato a diputado para el distrito II pero por la coalición Sí por San Luis, y sí ganó. Habrá que ver a quién le dieron esa plaza.
Hay otros casos de funcionarios (e incluso directivos priistas) que sufrieron presiones, amenazas para sumarse a la campaña rangelista; no importaba que dedicaran su horario laboral en tareas electorales, toda la Secretaría General de Gobierno se puso al servicio de Morena mientras su extitular Alejandro Leal Tovías aparecía con Octavio Pedroza como uno de sus coordinadores de campaña.
El dinero fluía a raudales desde la Secretaría de Finanzas a la General para luego regarlo en el entorno de la doctora Rangel, por lo que se deduce que Octavio estaría enterado por su propio hermano Daniel de este desvío de recursos públicos hacia Morena; la Oficialía Mayor era otra fuente generosa de dinero para campañas, sin dejar de mencionar el flujo de dinero de origen en apariencia desconocido.
Tampoco es difícil suponer que el subsecretario Aureliano Gama no comunicara a su hermano Marco que fue precandidato del PAN a la gubernatura, de cómo se financiaba de manera ilegal a los candidatos de Morena con recursos públicos.
Esta red de complicidades, de peculado, de delitos electorales y otros por configurar, fue dirigida por Leal Tovías con la anuencia de Carreras. Fuera de Palacio, “El Caco” siguió manejando la Secretaría General de Gobierno, Jorge Daniel Hernández Delgadillo acataba las órdenes y hasta fue rudo con los funcionarios que no querían ser parte de esta trama política corruptora.
Del otro lado está el desvío de recursos estatales a la campaña de Octavio que en su momento denunció el morenista Alejandro Rojas Díaz-Durán, había convocado a una conferencia de prensa para presentar las pruebas, pero recibió una llamada de la cúpula de Morena, a petición de Carreras en comunión con Mario Delgado, y se desapareció de San Luis Potosí, ahora anda en Tamaulipas en una lucha encarnizada en contra del gobernador Cabeza de Vaca.