Felipe Morales
Un día como hoy 21 de septiembre se llevó a cabo la primera función formal de lucha libre en México, el escenario fue la Arena Modelo, hoy Arena México en la capital del país, un evento organizado por quien es considerado padre de la lucha libre mexicana, Salvador Lutteroth; dicha función marcó además el inicio de la Empresa Mexicana de Lucha Libre convertida después en el actual Consejo Mundial de Lucha Libre.
Inspirado en le efeméride, fue el 17 de septiembre de 2019 cuando la Secretaría de Gobernación federal declaró que, a partir de entonces, cada 21 de septiembre se celebraría el ‘Día Nacional de la Lucha Libre y del Luchador Profesional Mexicano’. La declaratoria se estableció mediante un decreto publicado en el Diario Oficial la Federación en atención a una iniciativa presentada en 2016 por el senador Jesús Casillas.
La lucha libre es un deporte espectáculo, considerado después del futbol, como el deporte masivo más importante.
Ha pasado varias etapas o generaciones a lo largo de la historia, tanto en la capital del país como en los estados y hasta en la población de menores dimensiones existe una arena o local destinado a ofrecer funciones del espectáculo.
Las ciudades que más han aportado a la lucha libre son Monterrey, Guadalajara, Torreón y San Luis Potosí.
Con figuras legendarias como El Diablo Velazco, Santo, Blue Demon, Cavernario Galindo, El Solitario, Fishman y los potosinos Mil Máscaras, Dos Caras y Alberto del Río.
Actualmente, a nivel nacional, las empresas más importantes son, el Consejo Mundial de Lucha Libre y Asesoría Asistencia y Administración conocida como la AAA.
La lucha libre representa gran parte de la cultura del mexicano, una especie de colorido folkor de hombres y mujeres con una incógnita cubierta por una máscara, personajes de fantasía que significan fenómenos naturales como Ciclón, Huracán, Tormenta; fenómenos sobrenaturales como Espectro, Parka; infantiles como Super Ratón, Muñeco etc.
Un desahogo para miles de aficionados que dejan en las arenas una descarga de energía al vitorear a sus ídolos y recriminar el proceder de los rudos con sonoras mentadas, todo en una atmósfrera que solamente la lucha libre puede provocar.