“Sostener una tableta que fue escrita hace miles de años y poder leer lo que dice es una sensación increíble”, señala la doctora Christina Tsouparopoulou del Departamento de Arqueología, Universidad de Cambridge.
“Es una forma de viaje en el tiempo: te catapulta miles de años atrás y te pone directamente en los zapatos de alguien que vivió tantos años antes que nosotros”, dice la doctora Selena Wisnom, del Departamento de Arqueología e Historia Antigua, Universidad de Leicester.
La forma más antigua conocida de escritura se llama cuneiforme. Utilizada por primera vez hace más de 5.000 años, se cree que es anterior a los jeroglíficos egipcios.
Varias sociedades que vivían en Mesopotamia usaron el cuneiforme como su sistema de escritura, incluidos los sumerios y los acadios.
Prensadas sobre arcilla, las tabletas cuneiformes son increíblemente duraderas, son literalmente ignífugas, pero durante miles de años, nadie podía traducirlas.
Después de mucho ensayo y error, la escritura cuneiforme finalmente fue descifrada en el siglo XIX.
Lo que revelaron fue extraordinario.
“Una vez que se descifró el cuneiforme, salieron a la luz muchas cosas inesperadas, pero probablemente ninguna que tuvo un mayor impacto que el descubrimiento por George Smith en 1872 de la 11ª tablilla de la Epopeya de Gilgamesh en la que se encontró por primera vez, la historia del diluvio”, resalta el doctor Irving Finkel, curador del Departamento de Medio Oriente, Museo Británico.
1. El Arca de Noé es anterior a la Biblia
Encontrar una tablilla antigua con la historia del Arca de Noé escrita cientos de años antes de la Biblia destrozó la comprensión de muchos del mundo.
“Cuando se descubrió, fue un explosivo. El paralelismo era mucho más que una especie de similitud general con un barco, el agua y los animales.
“Estaba en el mismo orden y había muchos puntos cercanos que mostraban convincentemente que esa misma historia había sido relatada en Mesopotamia un milenio antes de la fecha más temprana en que es probable que el texto hebreo hubiera llegado a existir”.
2. El primer autor es una autora
No era fácil ser mujer en Mesopotamia, pero las mujeres de familias ricas eran tratadas bastante bien.
La primera obra literaria conocida en toda la historia registrada fue escrita por una mujer.
La sacerdotisa acadia, Enheduanna.
“El caso de Enheduanna nos muestra que las mujeres podrían alcanzar posiciones extremadamente altas e importantes en la religión mesopotámica”, dice Wisnom.
Más allá de eso, leyendo las tabletas escritas en cuneiforme, “aprendemos mucho sobre la sociedad, sobre las creencias, las relaciones entre marido y mujer, sobre transacciones comerciales…”, agrega Tsouparopoulou.
Sabemos por las tabletas cuneiformes que las mujeres tenían albedrío.
Tenemos contratos en los que se les permite comprar casas y conservar el control de su dote.
Podían dirigir y administrar negocios por derecho propio siempre y cuando estuvieran junto a sus maridos.
3. Contamos el tiempo a la antigua
Si alguna vez te has preguntado por qué hay 60 segundos en un minuto o 360 grados en un círculo es porque los sumerios y los acadios usaban un sistema de numeración que era sexagesimal.
Lo que significa que contaban con una base de 60 y divisiones de 60 y multiplicaciones por 60 donde tendemos a usar el sistema decimal”, explica Finkel.
“Nuestra propia medición del tiempo en 60 segundos en un minuto y 60 minutos en una hora es una herencia directa de la tradición académica mesopotámica”, añade.
“Es sorprendente la cantidad de conceptos que damos por sentado en nuestra sociedad moderna que se pueden encontrar por primera vez en la antigua Mesopotamia.
“Todo el concepto de modelos matemáticos, la idea misma de que se pueden usar datos para predecir cosas que sucederán en el futuro, algo fundamental para toda la ciencia moderna”, subraya Wisnom.
4. Les gustaba escribir tanto como a nosotros
Los mesopotámicos eran escritores de cartas entusiastas que enviaban mensajes sellados con comerciantes y viajeros.
Al leer estas cartas hoy, te das cuenta de que, en muchos sentidos, no ha cambiado mucho.
“Podemos ver que había fórmulas específicas en su correspondencia”, cuenta Tsouparopoulou.
“Al comenzar un correo electrónico hoy, solemos tener fórmulas específicas como ‘Espero que estés bien’; ellos también las tenían.
“Pero cuando estaban enojados, se olvidaban de esta convención formulaica y simplemente comenzaban la carta de manera muy práctica”.
Además de escribir sobre los existencias de productos, impuestos y recibos en sus tabletas, a los escritores cuneiformes les encantaba chismosear.
“Tenemos cartas de estas mujeres quejándose de que los hombres no están enviando suficiente dinero a casa”, dice Wisnom.
“Y otras en las que se ve el deseo de estar a la par con los vecinos, que dicen cosas como ‘los de al lado construyeron una extensión de su casa, ¿cuándo vamos a tener el dinero para construir una extensión de nuestra casa?’.
“Ese tipo de cosas realmente salen a la luz y vemos estas pequeñas preocupaciones humanas, esas pequeñas aspiraciones, disputas, celos, etc.”.
Con información de BBC