Intensas lluvias y casi 200 deslizamientos de tierra dejaron al menos 44 muertos en la antigua ciudad imperial brasileña de Petrópolis, convertida este miércoles en “escenario de guerra”.
“Es una situación casi de guerra”, dijo Cláudio Castro, gobernador de Rio de Janeiro (sureste), en el área del desastre.
La gobernación informó de al menos 44 muertos mientras que las autoridades locales dieron cuenta de 189 deslizamientos, tras el temporal ocurrido en la tarde del martes en la ciudad ubicada a 68 km al norte de Rio.
Equipos de rescate trabajaban en el lugar para socorrer a los afectados por deslizamientos e inundaciones, constataron periodistas de la AFP.
En Petrópolis se observaban viviendas reducidas a escombros en laderas arrasadas y vehículos apilados en calles de agua y barro.
Videos viralizados en redes sociales mostraron imágenes impactantes de algunas vías de Petrópolis convertidas en ríos correntosos arrastrando todo al pasar.
Wendel Pio Lourenço, un habitante de 24 años, caminaba con un televisor en brazos hacia una iglesia cercana en busca de refugio, tras dejar su casa “condenada” por las piedras que la circundan.
Sin haber dormido, colaboraba en los rescates e intentaba poner a salvo algunas pertenencias.
“Encontré con vida a una niña que estaba soterrada”, contó a la AFP.
La iglesia de Santo Antonio, cercana al área del desastre, abrió sus puertas para acoger a más de 150 personas, evacuadas de sus casas por las inundaciones o el peligro de deslave a causa del temporal.
“Muchos de los que llegan han perdido todo, o perdieron a sus parientes, es una situación difícil”, dijo a la AFP Celestino, el párroco de la iglesia.
Hasta el momento, unas 80 viviendas han sido afectadas en la localidad de Morro da Oficina y en otras seis áreas se registraron daños, estimaron las autoridades municipales en una nota.
Unas 300 personas están siendo atendidas principalmente en escuelas, añadió el gobierno local, que decretó el estado de calamidad.
Unos 400 militares trabajan en tareas de auxilio en el lugar junto con equipos de Defensa Civil y bomberos, con perros, vehículos 4×4, botes y una decena de aeronaves, informaron a la AFP fuentes de la fuerza estatal de bomberos.
“Nadie lo esperaba, fue desesperante, muy triste. Tengo amigos que están desaparecidos”, dijo Elisabete Pio Lourenço, de 32 años.
De viaja a Rusia, el presidente Jair Bolsonaro deseó que “Dios consuele a los familiares” de las víctimas de la “catástrofe” en Petrópolis, en una conferencia de prensa conjunta con el anfitrión, Vladimir Putin, a quien agradeció su solidaridad ante lo ocurrido.
El ministro de Desarrollo Regional, Rogério Marinho, aseguró que el presidente estará el viernes “en el lugar”.
Fenómenos extremos
Algunos puntos de Petrópolis recibieron hasta 260 milímetros de lluvia en menos de seis horas, un volumen superior a la media histórica para todo febrero (240 mm), de acuerdo con la agencia meteorológica MetSul.
“Las precipitaciones acumuladas (…) son inusuales”, señaló la meteoróloga Estael Sias en una nota en el sitio de MetSul, donde asegura que este desastre “no es ni el primero ni será el último”, dadas las características climáticas, topográficas y poblacionales de la región.
Brasil ha vivido en los tres últimos meses episodios de intensas lluvias, especialmente en los estados de Bahia (nordeste) y de Minas Gerais (sudeste), que han dejado decenas de muertos y causado destrozos en centenares de municipios.
Los científicos sostienen que, debido al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más recurrentes.
En enero de 2011 más de 900 personas murieron en la región serrana del estado de Rio por cuenta de las fuertes lluvias, que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra en una vasta área, incluida Petrópolis y sus vecinas Nova Friburgo, Itaipava y Teresópolis.
Petrópolis, lugar de veraneo de la antigua Corte imperial brasileña, es una localidad turística de unos 300 mil habitantes que atrae un gran número de turistas en busca de historia, paseos en la naturaleza y un clima más templado en comparación con la costera Río de Janeiro, debido a su elevación.
Con información de Milenio