Al América no le alcanzó con el discurso ni en el campo de juego, no se pueden negar las buenas intenciones del cuadro de Coapa, pero esas deben validarse con contundencia en el área enemiga, no la tuvo y ahí se le fue el pase a la final. Pachuca tuvo más empaque, pero sobre todo fue eficaz. Trabajó el 3-0 y se llevó de manera categórica el pase a la final en la que se medirá a Atlas.
Fue un juego con un ritmo alto, justo como se espera que se dirima un pase a una final, con América asumiendo la valentía que prometió su entrenador, pero sin ser capaz de corregir su falta de contundencia y eso, en Liguilla, no se perdona.
Las Águilas tuvieron sus chances para abrir el marcador, pero no las capitalizaron. Al minuto 2 Diego Valdés dejó ir un par de ocasiones claras, cuando Pachuca retrocedió mal el balón, se lo regalaron al chileno que falló en dos ocasiones ante Ustari; a partir de entonces el andino se fue del partido y no pesó en el juego.
Se iba de norte a sur, América por necesidad y cuando Pachuca le tomó el hilo al juego entró al intercambio de golpes. Los Tuzos se acercaron con un cabezazo de Avilés que Ochoa sacó con un buen manotazo. Y en la segunda no perdonó. Avilés desbordó por la banda, se exprimió y sobre la raya sacó un centro que llegó a segundo palo, ahí Romario Ibarra se comió a su marca y empujó la pelota. Los Tuzos ponían a las Águilas contra las cuerdas.
América hizo lo posible por no caerse, pero Pachuca ya estaba bien parado y cortó las conexiones de las Águilas que probaron a Ustari de media distancia y éste respondía con seguridad.
Y justo antes del descanso Pachuca asestó otro golpe que tambaleó a las Águilas, un tiro de media distancia de Erick Sánchez se convirtió en una raya que entró pegada al palo derecho de Ochoa, que se lanzó, pero su estirada fue inútil. América necesitaba una verdadera gesta para el segundo tiempo.
Acarició el descuento el cuadro de Coapa en un cabezazo de Bruno que se fue por un costado y luego Zendejas llegó al área y tiró cruzado, pero Ustari lo sacó con una buena mano.
Ese intento de arrebato de las Águilas duró el tiempo que quiso Pachuca, porque los Tuzos midieron las intenciones de su rival. América no se agitó no se rebeló, ni en el campo ni en el banco, cuando había que morir a corazón abierto, el Tano mandó a Henry y Reyes. Poco punch para buscar tres goles.
Y la respuesta de Pachuca fue lapidaria y llegó en forma de gol, otra vez un desborde por izquierda y en el centro del área cerró la pinza Romario. Al 65’. Pachuca recibía el ticket para la final y todavía dejó dos pelotas en el poste.
América se va a casa, con un sentimiento de amargura e impotencia, porque tuvo sus chances para marcar, pero las desaprovechó. Es indudable que el club está en buenas manos con Fernando Ortiz, pero ahora se le deberá preguntar al entrenador qué requiere para que el equipo mejore su tono competitivo y no dé las penas que dio en la primera mitad del torneo. De entrada habría que apuntar al centro delantero.
Con información de: Milenio