Pasé el fin de semana del Día del Trabajo reflexionando profundamente sobre cómo quería abordar el reportaje sobre el suicidio del director financiero de Bed Bath & Beyond, Gustavo Arnal. Realmente no descubrí una respuesta cómoda.
He sido crítico con la forma en que se ha dirigido Bed Bath & Beyond y he sido franco sobre lo que le espera al minorista de artículos para el hogar. Eso viene con el territorio de ser periodista, ya que es para lo que nos registramos: llevar la verdad al poder.
Al mismo tiempo, un hombre de familia se quitó la vida y eso debe ser manejado por un periodista con mucho cuidado. Yo diría que algunos no están haciendo eso, sino que juegan con las ventas de acciones de Arnal en agosto y el hecho de que firmó el cierre de 150 tiendas la semana pasada. Ese enfoque es una pena.
Arnal, de 52 años, cayó y murió desde el rascacielos de la ciudad de Nueva York conocido como la torre “Jenga” el viernes por la tarde. Los informes dicen que saltó desde el piso 18. Otros y yo acabamos de escuchar a Arnal en una conferencia telefónica el miércoles en la que Bed Bath & Beyond describió su estrategia de recuperación a corto plazo .
Arnal fue una de las primeras contrataciones del ex director ejecutivo de Bed Bath & Beyond, Mark Tritton , en 2020, habiendo ascendido en los rangos ejecutivos en capacidades financieras en P&G, Walgreens y Avon. La página de LinkedIn de Arnal fue eliminada este lunes.
Baste decir que conseguir el puesto de director financiero en Bed Bath & Beyond fue el puesto de mayor rango en su carrera. Si hubiera podido salvar Bed Bath & Beyond, probablemente lo habría puesto en la pista de un CEO.
Las personas que conocieron a Arnal me dicen que era un hombre de familia de principio a fin, además de un gran compañero de equipo y líder. Lo que hizo el viernes estuvo increíblemente fuera de lugar, dijeron estas personas.
“Nuestro recuerdo de Gustavo es el de un gran profesional y un hombre de familia feliz, muy dedicado a su hermosa familia”, me dijo un excolega de P&G. Era un hombre muy inteligente que ‘trabajaba duro, jugaba duro’, siempre dispuesto a compartir su energía y sonrisas con las personas que lo rodeaban, tanto en la oficina como fuera”.
Otro antiguo compañero de trabajo de P&G me hizo eco de ese sentimiento por correo electrónico.
“Era un tipo realmente bueno, muy querido, el tipo de tipo directo ‘en el medio'”, dijo la persona. “Siempre tenía una sonrisa”.
Alguien que trabajó con Arnal en Bed Bath & Beyond me dijo que estaban “conmocionados” por la noticia y que “no tenía sentido”.
El Jefe de comunicaciones de Bed Bath & Beyond Julie Striderno devolvió mi solicitud de comentario. La empresa lanzó una declaración diciendo que están “profundamente entristecidos por esta pérdida impactante”.
Habiendo hablado con estas personas y otras, lo que sucedió parece fuera de lugar para Arnal. Creo que la directora ejecutiva interina de Bed Bath & Beyond, Sue Gove, que mantuvo a Arnal como director financiera después de que Tritton fue destituido y le permitió presentarse a los inversores el miércoles pasado dice mucho sobre cómo fue visto internamente por el equipo ejecutivo, la junta y su propio equipo de finanzas.
Pero como me dijo un ex director general mientras hablaba de esta tragedia, los puestos de alto nivel son de mucha presión y están llenos de soledad. Y con ese fin, nunca se sabe con qué está lidiando una persona por dentro.
De hecho, el trabajo reciente de Arnal fue una olla a presión: tuvo que lidiar con un minorista en dificultades que quemaba efectivo, cambios bruscos en el precio de las acciones en este contexto impulsado por comerciantes de memes, hilos viles en las redes sociales y las acciones del accionista influyente.ryan cohen.
Arnal lidió con puestos ejecutivos estresantes de alto perfil durante décadas, lo que se suma y tiene un costo físico, mental y emocional, sin importar cuán duro y sonriente parezca uno por fuera.
No sabemos lo que está pasando en la mente y el corazón de una persona. Es especialmente difícil para nosotros en el exterior descifrar a los ejecutivos de las empresas públicas, ya que tienden a seguir las reglas. Pero como inversionista, debe recordar que estos son los humanos imperfectos que dirigen las empresas en las que ha invertido. Nadie es un ejecutivo perfecto. Se cometerán errores porque las empresas no están dirigidas por robots (al menos no todavía).
Aparte de la tragedia, sería negligente si no mencionara la segunda parte.
Cuando las empresas se desmoronan (generalmente después de un período de mal desempeño financiero), a menudo suceden cosas extrañas en secuencia. Lo he visto una y otra vez.
Se pierde un cuarto por 30 centavos, el precio de las acciones se desploma, los analistas golpean a la compañía y dicen que el futuro parece sombrío por cualquier motivo. La especulación surge sobre la necesidad de recaudar efectivo en términos penalizadores. Aparecen demandas de accionistas de inversores que perdieron una tonelada de dinero. Los ejecutivos están enlatados. Tal vez los informes financieros se retrasan. Y así.
Todo esto ha comenzado a suceder en Bed Bath & Beyond.
Una llamada de inversionista previa a las ganancias para delinear una estrategia de recuperación, como se vio la semana pasada, no es normal. Tener a tres personas metidas en un tablero porque Cohen, quien fundó la compañía de servicios para mascotas Chewy y actualmente es el presidente de GameStop, compra un montón de acciones y escribe una carta a los accionistas no es normal.
Las ventas en la misma tienda que se desploman un 26 % en un trimestre no es normal. La venta potencial de 12 millones de acciones para recaudar efectivo no es normal, especialmente para una empresa establecida como Bed Bath & Beyond.
Todos estos son síntomas de una empresa que se está desmoronando, y esperaría que surgieran más cosas anormales en los días, semanas y meses venideros. Los inversores deben tener mucho cuidado al poner dinero en situaciones difíciles como Bed Bath & Beyond porque generalmente hay un giro en la historia que no podías ver venir. A veces esos giros son trágicos.
Con información de: Forbes