La conquista del espacio
La era espacial y la gran carrera por la conquista del espacio, inició el 4 de octubre de 1957 con el lanzamiento del satélite artificial Sputnik-1 de la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS). En conmemoración de este acontecimiento, la comunidad internacional decidió impulsar la Semana Mundial del Espacio (SME), para celebrar la contribución de la ciencia y la tecnología en pro de una mejor comunicación y bienestar de la humanidad. La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha establecido que la SME se lleve a cabo del 4 al 10 de octubre de cada año.
En general, se entiende que un satélite es un cuerpo pequeño que orbita otro cuerpo de mayor tamaño. Usualmente designamos como satélites naturales a los cuerpos que orbitan a los planetas y cuerpos menores del sistema solar e identificamos como satélites artificiales a aquellos instrumentos creados por el hombre para orbitar nuestro planeta, otros planetas y cuerpos menores. Hoy en día existe una infinidad de satélites artificiales que se pueden clasificar por su uso (comunicación, meteorológicos, navegación, militares, de observación y científicos) y por sus órbitas (órbita baja, media y alta).
La más cercana de las vecinas
Cuenta una leyenda que los reyes etíopes Casiopea y Cefeo tuvieron una hermosa hija a la que llamaron Andrómeda. La vanidad de la reina la llevó a decir que su hija era mucho más bella que las diosas del olimpo, lo que molesto a la diosa Era y exigió a la doncella en sacrificio al monstruo marino Cetus, los reyes tuvieron que aceptar la petición o su pueblo sería eliminado.
Perseo, un semi-dios hijo de Zeus, enamorado de la princesa, le pidió a su padre ayuda y éste le concedió un caballo alado (Pegaso), para que volara a la isla donde se hallaba la Medusa, una horrenda mujer que todo lo que veía lo convertía en piedra y que era la única esperanza de rescatar a Andrómeda. Perseo voló a la isla y utilizando su escudo como espejo pudo obtener la cabeza de la Medusa; emprendió presuroso el regreso, pues Cetus asechaba a la doncella, Perseo le mostró la cabeza de la Medusa y el monstruo se convirtió en piedra y se hundió en las aguas, salvando así a su amada Andrómeda.
Conocida en la antigüedad como la “Nebulosa de Andrómeda” se le da el crédito de su descubrimiento, en 1612, a Simón Marius quien la observó por primera vez con un telescopio; más tarde, en 1764, Charles Messier la catalogó como M31.
Hoy en día sabemos que la galaxia de Andrómeda es una galaxia espiral, con una masa estimada de 300,000 a 400,000 millones de masas solares, ubicada a una distancia de alrededor de 2.5 millones de años luz; M31, junto con M32, M110, M33, las Nubes de Magallanes, la Vía Láctea y otras más pequeñas, conforman el Grupo Local de Galaxias.
De paseo entre gigantes
Astronómicamente, para localizar cualquier objeto celeste se requiere de dos coordenadas en alguno de los varios tipos de sistemas de referencia que existen. Uno de esos sistemas es el llamado ecuatorial cuyas coordenadas se denominan Ascensión Recta y Declinación; así podemos decir que una conjunción acontece cuando dos objetos comparten los mismos valores de la Ascensión Recta.
Entre el 05 y el 08 de octubre, la Luna estará visitando a los gigantes del sistema solar. El día 05 tendremos la conjunción de la Luna y Saturno, cuando la Luna pasará 4° 04´ al sur de Saturno, en dirección de la constelación de Capricornio; en tanto, el 08 se dará la conjunción de la Luna y Júpiter, cuando la Luna pase a 2° 03´ al sur de Júpiter, en dirección de la constelación de Piscis.
Además, el día 14 de octubre se dará la conjunción de la Luna y Marte, con la Luna pasando a 3° 37´ al norte del planeta rojo, en dirección de la constelación de Tauro. Para observar estas conjunciones no se requiere ningún instrumento óptico, ya que estos planetas y la Luna son suficientemente brillantes para distinguirlos fácilmente en la bóveda celeste.
Una pequeña gran vecina
La galaxia del Triángulo, M33 o NGC 598, es una galaxia espiral localizada en la constelación del Triángulo, que pertenece al Grupo Local de Galaxias. Se encuentra a casi 3 millones de años luz de la Tierra y se cree que pudiera ser una galaxia satélite de la galaxia de Andrómeda, ya que sólo las separa una distancia de 720 mil años luz. Fue descubierta por Giovanni Batista en 1654 y catalogada por Charles Messier en 1764. Esta galaxia tiene unos 40 mil millones de masas solares, un décimo de la masa de Andrómeda, en un espacio de 50,000 años luz, la mitad del diámetro de la Vía Láctea, pero además se piensa que sus brazos, con una tasa de formación estelar extraordinaria, se extienden hasta los 60,000 años luz.
La galaxia del Triángulo estará bien ubicada para su observación en los próximos meses, hacia la parte noreste de la esfera celeste. Con una magnitud aparente de 5.7 y buenas condiciones de cielo, la galaxia del Triángulo se verá como una pequeña nube difusa, pero con unos binoculares o un telescopio pequeño, quizá se puedan distinguir rasgos de sus brazos espirales.
Toda una protagonista de los cielos otoñales e invernales
La constelación de Orión es una de las más conocidas y espectaculares constelaciones de los cielos otoñales e invernales del hemisferio norte. La región de Orión es rica en diversidad de objetos celestes tales como: nubes oscuras, nebulosas en emisión, regiones de formación estelar, estrellas jóvenes y estrellas evolucionadas, entre otros.
En esta ocasión, Orión nos deleita con una lluvia de meteoros “las Oriónidas”, que tendrán actividad entre el 02 de octubre y el 07 de noviembre, con su máximo el 21 de octubre. La tasa máxima observable es de 15 meteoros por hora. Los escombros dejados por el cometa Halley inducen esta lluvia y el mejor momento serán las primeras horas del 21 de octubre. Hay que recordar que para observar este tipo de eventos solo se requiere centrar nuestra mirada en la región, estar bien abrigados e hidratados, buena música, excelente compañía y cielos despejados.
Unas verdaderas bellezas celestiales
Los cúmulos abiertos NGC 869 y NGC 884, mejor conocidos como el Cúmulo Doble de Perseo o Cúmulo Doble h y χ Persei en la constelación de Perseo, se pueden ubicar a simple vista desde lugares alejados de la contaminación lumínica. En sitios no tan oscuros, unos binoculares o un telescopio pequeño serán necesarios para distinguir este inigualable par de joyas celestes.
Los primeros registros datan del año 130 a. C. por Hiparco de Nicea, pero seguramente fueron observados desde la antigüedad. Se cree que tienen un origen en común, dado que ambos se encuentran a unos 7,600 años luz de la Tierra, están separados por unos cuantos cientos de años luz, sus estrellas presentan características de reciente formación y sus edades son igualmente muy parecidas, estimadas en 13 millones de años.
Así mismo se estima que la masa de NGC 869 es de unas 3,700 masas solares y que NGC 884 contiene unas 2,800 masas solares. Los cúmulos estarán bien ubicados para su observación en otoño e invierno, hacia la parte noreste de la esfera celeste.
Con información de: La Crónica