Imagina un mundo sin dinero. Sin forma de comprar cosas, es posible que debas producir todo lo que usas, comes o usas, a menos que puedas descubrir cómo intercambiar algunas de las cosas que hizo por otros artículos.
Solo hacer un sándwich de pollo requeriría pasar meses criando gallinas y cultivando tu propia lechuga y tomates. Necesitarías recolectar tu propia agua de mar para hacer sal.
No solo tendrías que hornear el pan para tu sándwich. Necesitarías cultivar el trigo, molerlo hasta convertirlo en harina y descubrir cómo hacer que la masa crezca sin levadura comprada en la tienda o polvo de hornear.
Y es posible que debas construir tu propio horno, tal vez con leña que tú mismo cortaste después de talar algunos árboles. Si ese horno se estropeó, probablemente tendrías que arreglarlo o construir otro tú mismo.
Incluso si compartes la carga de hacer todo esto con los miembros de tu familia, sería imposible que una sola familia produzca internamente todos los bienes y brinde todos los servicios a los que todos están acostumbrados.
Para mantener algo parecido al nivel de vida actual, tu familia necesitaría incluir un agricultor, un médico y un maestro. Y eso es solo un comienzo.
Especialización y trueque
Los economistas como yo creemos que usar dinero hace que sea mucho más fácil para todos especializarse, enfocando su trabajo en una actividad específica.
Un granjero es mejor en la agricultura que tú, y un panadero probablemente sea mejor en la repostería. Cuando ganan dinero, pueden pagar a otros por las cosas que no producen o no hacen.
Como los economistas han sabido desde el trabajo de David Ricardo en el siglo XIX, hay ganancias para todos al intercambiar bienes y servicios, incluso cuando terminas pagando a alguien menos calificado que tú. Al facilitar estos intercambios, el dinero permite consumir más.
Las personas han intercambiado bienes y servicios con un tipo de dinero u otro, ya sean baratijas, conchas, monedas y papel moneda, durante decenas de miles de años.
La gente siempre ha obtenido cosas sin dinero también, generalmente a través del trueque. Se trata de intercambiar algo, como una galleta o un masaje, por otra cosa, como un lápiz o un corte de pelo.
El trueque suena conveniente. Puede ser divertido si te gusta regatear. Pero es difícil de lograr.
Digamos que eres un carpintero que hace sillas y quieres una manzana. Probablemente te resulte imposible comprar uno porque una silla sería mucho más valiosa que esa sola fruta. E imagínate lo complicado que sería llevar varias de las sillas que has fabricado al centro comercial con la esperanza de hacer grandes negocios a través del trueque con los vendedores que encontraría allí.
El papel moneda es mucho más fácil de llevar. Es posible que puedas vender una silla por, digamos, 50 euros. Podrías llevar ese billete de 50 a un supermercado, comprar dos libras de manzanas por 5 euros y quedarte con los 45 euros de cambio para gastarlos en otras cosas más tarde. Otra ventaja que tiene el dinero sobre el trueque es que puedes usarlo más fácilmente para almacenar tu riqueza y gastarla más tarde. Guardar seis billetes de 50 ocupa menos espacio que guardar seis sillas sin vender.
Hoy en día, por supuesto, muchas personas pagan las cosas sin efectivo ni monedas. En su lugar, utilizan tarjetas de crédito o realizan compras en línea. Otros simplemente agitan un reloj inteligente en un dispositivo designado. Otros usan bitcoins y otras criptomonedas. Pero todas estas son solo diferentes formas de dinero que no requieren papel.
Independientemente de la forma que adopte, el dinero finalmente ayuda a que el comercio de bienes y servicios sea más fluido para todos los involucrados.
Con información de: Radio fórmula