Federico Anaya Gallardo
Para no dejar a Alejandro Dumás, lectora, hoy te contaré de la película de Patrice Chéreau (1994). Igual que la novela homónima de Dumás (1845) se centra en la Noche de San Bartolomé (24 de Agosto de 1572), cuando los nobles católicos masacraron a los nobles protestantes en París. El problema de novela decimonónica y película del fin del segundo milenio es que ni una ni otra nos explican el antes y el después de ese hecho. Podemos entender que ocurría una guerra civil entre católicos y protestantes –pero muy poco más.
Chéreau inicia su narración con 6 viñetas escritas: “1572. Francia está resquebrajada [déchirée] por las guerras de religión. Católicos y protestantes se enfrentan y se matan entre ellos desde hace años. Rey a los diez años, Carlos IX dejó a su madre, Catalina de Médicis las riendas del poder. Pero hoy el rey deposita su confianza en el líder de los protestantes, el Almirante de Coligny. El país entero corre el riesgo de hundirse con [basculer dans] la nueva religión. Para calmar los odios, Catalina dispone una alianza para la paz, la boda de su hija Margot con su primo protestante, Enrique de Borbón, rey de Navarra. Se trata de una maniobra política que todo el mundo conoce. Pero Coligny ya está preparando una guerra contra la España católica. Hay que detenerla a toda costa… Este 18 de Agosto, un calor tórrido se cierne sobre París. Miles de protestantes, procedentes de los pueblos, han llegado a la ciudad para los festejos de la boda invadiendo las posadas y las calles. Sus ropas negras y su aspecto severo son una provocación más para los parisinos al borde de la rebelión. La boda de Margot, símbolo de paz y reconciliación, será el detonante de la mayor matanza de la Historia de Francia.”
Sigo el doblaje en Castellano peninsular que puedes ver en una pequeña sección del filme en YouTube (Liga 1). Notar que las brasas del conflicto religioso aún perviven en el filme de 1994 y en el doblaje subido a redes sociales en 2013: adonde en Francés dice basculer dans (cambiarse-a, transformarse-en, convertirse-en) el narrador en Castellano recita hundirse-con …como si la hegemonía protestante implicase una cosa mala, un naufragio.
En cambio, la novela de Dumás empezaba distinto… el primer capítulo se titula “El latín del duque de Guisa”. Recuerda, lectora, que el latín es la lengua de la Iglesia católica. Sin embargo, Dumás no la utiliza para la religión, sino para un intercambio amoroso entre Enrique I tercer duque de Guisa –bisnieto de Lucrecia Borgia y Alfonso de Este– y Margarita de Valois (Margot), princesa de Francia recién casada con Enrique de Navarra –y tataranieta de Lorenzo de Médicis (El Magnífico).
Tanto en Dumás (1845) como en Chéreau (1994, siglo y medio más tarde) la trama inicia con la boda de la católica Margot con el protestante Enrique de Navarra. Todomundo (en la Francia renacentista y hoy día) sabe que se trata de un matrimonio político: el último intento del trono francés de reconciliar a la nobleza dividida por la herejía calvinista. Notar la lógica tradicional y primitiva del arreglo: si reúno mediante matrimonio a las familias de las dos religiones enfrentadas, todo de arregla. Pero lo primitivo confiesa la realidad del conflicto: se trata de una guerra entre la élite nobiliaria.
Dumás hila su primer capítulo con el persistente rumor de que el católico Guisa era amante de la católica Margot y nos dice que el día de la boda aquél se acercó a esta, ya recién casada, para decirle: “—Ipse attuli («Lo he traído yo mismo»), y que ella le contestó: “—Noctu pro more («Esta noche, como de costumbre»). De eso se trata el latín en el subtítulo, más nada. Aparte, el novelista nos dice que al mismo tiempo el novio de Margot (el protestante Enrique de Navarra) concertaba su propia cita sexual con la católica Señora de Sauve, una dama del entorno de la madre de Margot, la católica Reina Madre Catalina de Médicis. (Esta Catalina ha sido llamada “la reina serpiente” desde hace casi cinco siglos, pero ya regresaré a ella.)
Chéreau no podía cansar a su audiencia con esos detalles, así los resume. Nos muestra, entre la explosión de pasiones violentas de la fiesta de bodas, las miradas cómplices entre Guisa (Miguel Bosé) y Margot (Isabelle Adjani).
Pero el centro de la narrativa de Dumás no es exactamente romántico. Desde el primer capítulo el hijo del general mulato nos clarifica el entorno social de la boda. Nos dice que adentro del palacio real (el Louvre) están los supuestamente reconciliados nobles y que, fuera del palacio, está el Pueblo. Mira cómo nos lo presenta: “[El] observador, que faltaba en las galerías interiores del Louvre, continuaba en la calle, mirando con ojos llameantes y rugiendo con voz amenazadora: este observador era el pueblo, quien, con su instinto maravilloso agudizado por el odio, seguía desde lejos el ir y venir de las sombras de sus enemigos implacables, deduciendo sus pasiones tan claramente como pueda hacerlo un espectador situado ante las ventanas de un salón de baile en el que no puede entrar. La música embriaga y marca el compás al bailarín, mientras que el espectador de fuera, como no la oye y tan sólo advierte el movimiento, [se] ríe de ese muñeco que parece agitarse caprichosamente”. (Liga 2, versión en Castellano. Ligas 3 y 4, versión en Francés del Proyecto Gutenberg.)
Recuerda, lectora, que Dumás escribió La Reine Margot en 1845 –apenas tres años antes de la Revolución de 1848. En la novela, el observador de la fiesta de los nobles es el narrador literario, pero este nos aclara desde el primer capítulo que el verdadero observador aún estaba ausente (“continuaba en la calle”), sin ser invitado a la boda de los políticos (que en la Europa de esa época son sólo los nobles). Sólo después de la Gran Revolución de 1789-1793 el Pueblo sería parte de las fiestas políticas –y quienes desde entonces lo han tratado de excluir lo han hecho a su riesgo.
¿Qué hay de esto en la versión cinemática de Chéreau (1994)? Poco… a primera vista.
En 2014, celebrando los veinte años del estreno de La Reina Margot de Chéreau, Vanity Fair Francia publicó una larga entrevista-comentario de Florence Colombani acerca del rodaje de la película. (Liga 5.) De acuerdo con Colombani, las escenas cumbre del filme, que retratan la masacre de protestantes, fueron inspiradas por Goodfellas (Buenos muchachos en México, Affranchis en Francia) de Scorsese (1990). La fuente de Colombani es segura. Se lo dijo el director asistente de Chéreau, Jérôme Enrico: “La habíamos visto [Buenos Muchachos] tres o cuatro veces con el equipo durante la preparación del rodaje. Patrice decía: ‘Quiero hacer eso, en la época renacentista’.” La guionista, Danièle Thompson, complementó esto así: “Hablábamos mucho de Scorsese y de Coppola. La referencia que rondaba nuestras cabezas para las escenas que siguen la boda de Enrique de Navarra con Margot eran las del principio de El Padrino, la fiesta soleada afuera y Don Corleone adentro, en la oscuridad. Eso vemos en [nuestra] película, en el gabinete cerrado con el rey mientras todos los demás se divierten afuera. La familia, la mafia o los Valois, es lo mismo.”
Así que, pensándolo bien, en la versión de Chéreau hay bastante más del mensaje político de Dumás del que se podía apreciar en un principio. Si recordamos que la organización mafiosa es un substituto ó una alternativa a las formaciones Estatales más desarrolladas de nuestra modernidad, el retrato de Chéreau es perfecto. Entre los grandes Estados emergentes del Renacimiento europeo, la Francia de los Valois es un rotundo fracaso. A su lado brilla la construcción de filigrana de la Inglaterra Tudor, asombra la potencia de la Monarquía Católica en las Españas y aún nos extraña la resiliencia del Estado moscovita. Vista desde las alturas de la Corte de Saint James, de El Escorial y del Kremlin, el arreglo político Valois es terriblemente inestable.
Y Dumás nos insistiría: le faltaba Pueblo.
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
Liga 2:
http://higherintellect.info/texts/literature/in_spanish/Alejandro%20Dumas%20-%20La%20reina%20Margot.doc
Liga 3:
Liga 4:
Liga 5: