Dos serpientes, de 32 y 25 kilogramos, acabaron con la tranquilidad de una casa. Los gigantes animales entraron a la residencia por el techo, pero en principio los ruidos no merecieron atención, solo hasta el día siguiente se alertaron.
La joven de Malasia que dormía en la habitación notó bastante arena sobre su cama y velos durante el domingo. Además, vio una grieta que se asomaba tímida en el techo. Como no entendía qué sucedía, limpió las prendas que se habían ensuciado.
“Después de eso, mi hija en la tarde se sentó en mi habitación. No estuvo en su cuarto porque había lavado todos los velos. Dijo: ‘Está bien. Los cambiaré el lunes. ¿Hoy dónde están abiertas las tiendas?’”, relató Som Mohamad Salleh para el diario local ‘Malasya Gazette’.
Mientras en el otro cuarto departían, gran parte del techo se derrumbó. Asustadas ante la duda de qué era, vieron cómo un par de serpientes enrolladas -en lo que parecía ser apareamiento- quedaron escondidas en un parte de la estructura. Los servicios de emergencia intentaron descolgarlas, pero una de ellas huyó hacia la casa vecina.
“Me imaginé otra cosa, como un mono porque la casa del lado tiene varia vegetación. Siempre hay varios sonidos en la noche, pero nunca se me ocurrió una serpiente en el techo”, añadió la mujer.
Tan pronto bajaron a uno de los reptiles y lo controlaron en el suelo, fueron tras la búsqueda del otro para evitar más daños. De acuerdo con el reporte de las autoridades, se les clasifica como pitones, una tenía cinco metros de largo y la otra alcanzaba los cuatro metros de largo. Ambas se liberaron en un lugar seguro.
“La buena suerte es que no se derrumbó anoche (cuando su hija dormía). Eso quiere decir que Alá (dios) nos quiere proteger de nuevo”, concluyó Salleh.
Con información de: El Tiempo