Varias ciudades francesas vivieron este martes una nueva noche de disturbios con enfrentamientos entre las fuerzas del orden y manifestantes contrarios a la decisión del presidente Emmanuel Macron de forzar la aprobación de un proyecto de ley que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años sin someterlo a votación en el Parlamento.
En París el epicentro de la protesta se situó en la plaza de la República, donde centenares de personas se concentraron para protestar contra la reforma de las pensiones y se enfrentaron a los agentes antidisturbios que acudieron a disolver la manifestación. Eso provocó lanzamiento de proyectiles y de gases lacrimógenos.
También se registraron manifestaciones espontáneas en otras ciudades, como Rennes o Nantes, donde centenares de personas recorrieron con antorchas las calles de la ciudad.
La policía de París dijo el martes que 234 personas fueron detenidas durante la noche del lunes en la capital francesa, en su mayoría por prender fuego a la basura en las calles.
Y la primera ministra francesa, Elisabeth Borne, expresó la “solidaridad” del Gobierno con los 400 policías heridos en los últimos días, 42 de ellos durante la noche del lunes.
Los sindicatos han apelado a mantener la presión social contra la reforma jubilatoria aprobada por un estrecho margen este lunes, después de que fracasaran las mociones de censura presentadas contra el Ejecutivo, una de ellas por solo nueve votos.
Las principales centrales obreras del país, que mantienen los llamamientos a la huelga en sectores clave como los transportes, las refinerías, la educación o los servicios de recolección de basura, han convocado una gran jornada de movilización para este jueves, la novena en lo que va de año contra la reforma que prevé retrasar dos años, hasta los 64, la edad mínima de jubilación.
El presidente Emmanuel Macron, de 45 años, se mantuvo este martes firme en sus posiciones sobre su impopular reforma de las pensiones. El mandatario liberal, que romperá su silencio el miércoles en una entrevista en televisión, ya avanzó en una reunión con sus aliados que no remodelará su gobierno ni disolverá el Parlamento ni someterá a referendo su propuesta, según uno de los participantes.
Hablando en la cámara baja del Parlamento el martes, Borne se comprometió a seguir trabajando “en los próximos meses para buscar las mejores respuestas a las preocupaciones de los franceses”, incluso a través de “compromisos y el trabajo con los legisladores”.
Pero la legisladora izquierdista Mathilde Panot advirtió a Borne de que “cederá”. “No le quedan muchas opciones a Emmanuel Macron”, añadió Panot, que exigió la retirada del proyecto de ley de pensiones o la convocatoria de nuevas elecciones legislativas.
El proyecto de ley todavía se enfrenta a una revisión por parte del Consejo Constitucional antes de que pueda ser formalmente firmado como ley. Borne va a remitir el asunto a este órgano para acelerar el proceso, según informó su oficina. Algunos legisladores de la oposición de extrema derecha también han presentado una solicitud, y se espera que los izquierdistas hagan lo mismo.
El Consejo Constitucional puede rechazar artículos de la medida si no se ajustan a la Constitución. Los opositores sostienen que el texto en su conjunto debería ser rechazado.
Las autoridades policiales de París dijeron en un comunicado el martes queordenaron trabajar a los empleados de la basura para garantizar un “servicio mínimo”. Indicó que 674 empleados se han acogido a las órdenes, lo que ha permitido que 206 camiones de basura operen desde la semana pasada.
Mientras tanto, el transporte de petróleo en el país se vio parcialmente interrumpido por las huelgas en varias refinerías del oeste y el sur de Francia.
El Ministerio de Transición Energética comunicó el martes que exigiría la vuelta al trabajo de algunos empleados “indispensables para el funcionamiento” del depósito de petróleo de Fos-sur-Mer, en el sur de Francia. La medida llevó a algunos manifestantes a dirigirse al lugar para apoyar a los huelguistas.
Se han producido tensiones entre los manifestantes que intentaban bloquear el acceso a las instalaciones, algunos lanzando piedras, y la policía que utilizaba gases lacrimógenos para alejarlos.
El depósito de Fos-sur-Mer suministra combustible a las gasolineras del sureste de Francia, que actualmente son las más afectadas por la escasez. El portavoz del gobierno francés, Olivier Veran, advirtió de que en los próximos días podrían producirse más pedidos en otros lugares.
Con información de Infobae