Algo muy grave parece estar ocurriendo en el Centro de Salud Juan H. Sánchez a cargo de José Ángel Hernández Charles ya que, según el propio personal a su cargo, no tienen material de curación ni personal que lo realice.
Muy lejos están las promesas (federales) de llevar el sistema de salud al nivel de Dinamarca o el compromiso de romper con la herencia maldita y hacer del tema de salud una prioridad (promesa estatal). Lo cierto es que los malos tratos del personal hacia los pacientes, la carencia de materiales básicos, la burocracia asfixiante, prevalece, para mala fortuna de los pacientes.
El caso de la adulta mayor que recibió malos tratos del personal del Centro de Salud Juan H. Sánchez, podría resultar emblemático -aunque ciertamente no el más grave- de lo que miles de ciudadanos padecen día a día en los espacios de atención del sector salud.
Son tantas cosas lo que no funcionan en los hospitales públicos y centros de salud, que no hay político que no vea en ello, el máximo reto de su gestión.
Bastan apenas unas cuantas horas en los pasillos de los Centros de Salud -por ejemplo- para darse cuenta de lo mal que están las condiciones materiales, de personal, financiera, etc, etc. Pero también de actitud, desempeño, vocación de servicio, transparencia, dedicación, y otra larga lista de aspectos en donde no siempre el recurso financiero es la clave que lo podría resolver, aunque lamentablemente esas actitudes tienen en sus manos la gestión de la salud de miles de personas.
Sin embargo, las agendas de los políticos y gobernantes parecen estar en otras prioridades. Haciendo festivales, ferias, bailes masivos con grupos artísticos y otras “inversiones”.
Tampoco parecen estar muy atareados en estrategias de largo plazo que pudieran resolver al menos lo urgente. Mientras tanto, las tragedias de miles de familias potosinas siguen siendo el pan de cada día. Una mordida de perro parecería un mal menor frente a esas terribles historias que recorren los pasillos de centros de salud y hospitales, ojalá y esa historia tenga un buen final y no se complique el precario estadio de salud de la paciente a quien negaron atención por negligencia, burocracia o irresponsabilidad.
Pero tristemente seguirán ahí esas historias de madres con hijos enfermos de cáncer, de pacientes en busca de tratamientos para sobrellevar su diabetes, controlar su hipertensión o decenas de otros padecimientos… deambulando y recorriendo esos mismos pasillos de hospitales sin camillas, sin medicinas, sin enfermeras, sin médicos suficientes y una interminable lista de carencias, en donde lo que más lastima es la frialdad, la negligencia o la irresponsabilidad de muchas de las personas dedicadas al trabajo en el sector salud.
Por Lidia Juache
Cabos Sueltos. Las cotidianas tragedias del sector salud y las otras prioridades de la élite gobernante
Algo muy grave parece estar ocurriendo en el Centro de Salud Juan H. Sánchez a cargo de José Ángel Hernández Charles ya que, según el propio personal a su cargo, no tienen material de curación ni personal que lo realice.
Muy lejos están las promesas (federales) de llevar el sistema de salud al nivel de Dinamarca o el compromiso de romper con la herencia maldita y hacer del tema de salud una prioridad (promesa estatal). Lo cierto es que los malos tratos del personal hacia los pacientes, la carencia de materiales básicos, la burocracia asfixiante, prevalece, para mala fortuna de los pacientes.
El caso de la adulta mayor que recibió malos tratos del personal del Centro de Salud Juan H. Sánchez, podría resultar emblemático -aunque ciertamente no el más grave- de lo que miles de ciudadanos padecen día a día en los espacios de atención del sector salud.
Son tantas cosas lo que no funcionan en los hospitales públicos y centros de salud, que no hay político que no vea en ello, el máximo reto de su gestión.
Bastan apenas unas cuantas horas en los pasillos de los Centros de Salud -por ejemplo- para darse cuenta de lo mal que están las condiciones materiales, de personal, financiera, etc, etc. Pero también de actitud, desempeño, vocación de servicio, transparencia, dedicación, y otra larga lista de aspectos en donde no siempre el recurso financiero es la clave que lo podría resolver, aunque lamentablemente esas actitudes tienen en sus manos la gestión de la salud de miles de personas.
Sin embargo, las agendas de los políticos y gobernantes parecen estar en otras prioridades. Haciendo festivales, ferias, bailes masivos con grupos artísticos y otras “inversiones”.
Tampoco parecen estar muy atareados en estrategias de largo plazo que pudieran resolver al menos lo urgente. Mientras tanto, las tragedias de miles de familias potosinas siguen siendo el pan de cada día. Una mordida de perro parecería un mal menor frente a esas terribles historias que recorren los pasillos de centros de salud y hospitales, ojalá y esa historia tenga un buen final y no se complique el precario estadio de salud de la paciente a quien negaron atención por negligencia, burocracia o irresponsabilidad.
Pero tristemente seguirán ahí esas historias de madres con hijos enfermos de cáncer, de pacientes en busca de tratamientos para sobrellevar su diabetes, controlar su hipertensión o decenas de otros padecimientos… deambulando y recorriendo esos mismos pasillos de hospitales sin camillas, sin medicinas, sin enfermeras, sin médicos suficientes y una interminable lista de carencias, en donde lo que más lastima es la frialdad, la negligencia o la irresponsabilidad de muchas de las personas dedicadas al trabajo en el sector salud.
Por Lidia Juache