Estados Unidos escaló el jueves sus objeciones a las restricciones impuestas por México a las importaciones de maíz genéticamente modificado y solicitó la creación de un panel de solución de diferencias en el marco del TMEC, informó la oficina del Representante Comercial (USTR, por su sigla en inglés).
La solicitud de enviar la disputa a los árbitros se anuncia tras el fracaso de consultas formales para resolver las profundas diferencias entre los dos estrechos socios comerciales sobre el uso de maíz transgénico, ampliamente producido por los agricultores estadounidenses.
Washington alega que el decreto de México que prohíbe las importaciones de maíz transgénico utilizado en masa y tortillas para el consumo humano no se basa en ciencia y viola sus compromisos en virtud del acuerdo comercial de América del Norte, en marcha desde 2020.
Si el panel falla a favor de Estados Unidos y México no cumple con sus directivas, la USTR ganaría en última instancia el derecho de imponer aranceles punitivos a los productos mexicanos, una medida que podría desencadenar una guerra comercial norteamericana poco común.
La representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, dijo en un comunicado que la medida tenía por objeto hacer cumplir las obligaciones de México en el TMEC de mantener las regulaciones basadas en ciencia sobre la biotecnología agrícola.
“Es fundamental que México elimine sus medidas biotecnológicas inconsistentes con el TMEC para que los agricultores estadounidenses puedan seguir accediendo al mercado mexicano y utilizar herramientas innovadoras para responder a los desafíos climáticos y de seguridad alimentaria“, dijo Tai.
México compra cada año a Estados Unidos maíz con valor de unos 5,000 millones de dólares, lo que convierte a este país en su mayor socio comercial. La mayor parte de esas compras son de maíz amarillo transgénico utilizado para la alimentación del ganado.
La solicitud del panel se produce tras 75 días de consultas formales solicitadas por funcionarios estadounidenses en junio.
México ha pedido la cooperación de Washington para realizar conjuntamente una investigación científica sobre los efectos del maíz modificado genéticamente en la salud, pero un funcionario mexicano de alto nivel dijo a Reuters a inicios de agosto que Estados Unidos se han negado.
El gobierno federal argumenta que el maíz biotecnológico perjudica a las variedades autóctonas y puede tener efectos adversos para la salud.
“El enfoque mexicano de la biotecnología no se basa en ciencia y va en contra de décadas de pruebas que demuestran su seguridad y del riguroso sistema de revisión reguladora basado en ciencia que garantiza que no supone ningún daño para la salud humana y el medio ambiente“, dijo el secretario estadounidense de Agricultura, Tom Vilsack, citado en el comunicado.
Añadió que las innovaciones en biotecnología agrícola para mejorar los rendimientos también ayudan a aliviar los retos de la seguridad alimentaria y nutricional mundial, el cambio climático y la inflación de los precios de los alimentos.
Con información de Aristegui Noticias