Federico Anaya Gallardo
César realizaba campaña política incluso mientras hacía la guerra. Periódicamente, enviaba a Roma el relato puntual de sus campañas. Estos reportes se copiaban y se leían en público en las calles de La Ciudad. César no quería parecer pedante, así que escribía en tercera persona: “César hizo esto”… “César hizo aquello”… Los reportes se reunieron y publicaron en el año 50 aC. y hoy en día se conocen como Comentarios a la Guerra de las Galias. (Comentarii De Bello Gallico,Liga 1 para una versión en Castellano. En la Liga 2 puedes descargar una versión en Latín.)
Para recordarles a sus conciudadanos que él era sólo uno más entre ellos, César incluía relatos del heroísmo de sus soldados. Así es como pasaron la la historia dos centuriones llamados Tito Pullo y Lucio Vareno. Nos dice César: “Había en [la] legión [novena] dos centuriones muy valerosos [fortissimi viri centuriones], … a punto de ser promovidos al primer grado [primípilo]. Andaban éstos en continuas competencias sobre quién debía ser preferido”. (De Bello Gallico, Libro V, Capítulo 44.)
En el invierno del año 44aC, la novena legión estaba sitiada por los Nervii de la Galia Bélgica. Los combates eran tremendos. Pullo y Vareno seguían compitiendo. El primero se lanza contra los enemigos y el segundo salta enseguida. Pero cuando Pullo queda rodeado y herido. Vareno ataca a los nervii y estos dejan en paz a Pullo –creyéndole muerto. Ahora Vareno está al borde de morir. Pullo se recupera y rescata a Vareno. Juntos regresan con el resto de los legionarios. César concluye: “sanos y salvos, después de haber matado a muchos enemigos, [ambos] regresan a [nuestros] reales cubiertos de gloría. Así fue como la Fortuna guió a ambos en la emulación y en la contienda. Defendió émulo el uno la vida del otro. No se pudo decir cuál de los era el más valiente.”
Estos dos personajes históricos fueron rescatados por John Milius, William J. MacDonald y Bruno Heller para los protagonistas centrales de la serie Roma de HBO (2005-2007) que puedes ver en el servicio de streaming de Amazon Prime en dos temporadas de doce y diez capítulos. La serie la produjeron HBO, la BBC y la RAI. Se filmó en Londres y Roma –aprovechando otra vez las instalaciones de la Cinecittá en la ciudad eterna.
El guión desarrolló razonablemente el carácter de ambos romanos a partir del cortísimo relato de César. Podrás ver a dos ciudadanos en armas, quienes reciben de su general parte del botín de guerra. (Esclavos para vender en la capital cuando regresen, recuerda lectora: vivían en el modo de producción esclavista.) Tanto Pullo como Vareno escalan en la sociedad republicana, mientras siguen ligados a los proyectos políticos de su general. Aquí el guión elabora a partir de lo que Historia, Antropología y Arqueología nos han enseñado sobre la organización de los barrios romanos y las reformas socio-políticas cesarianas.
Volvamos a la Historia. No todos los compatriotas de César le agradecieron la conquista de nuevas provincias en las Galias. Diez años antes, los oligarcas habían repudiado su reforma agraria y ahora temían que el reparto de tierras continuase a favor de los proletarios convertidos en legionarios. Los optimates trataron de detener la carrera política de César. Como dijo el Cicerón/Solaro de I Giganti di Roma (1964): “—Crearemos la ilusión de que es un tirano. Y una vez que lo separemos de sus legiones…” lo mataremos.
César no cayó en la trampa. Pese a que se lo prohibía la ley, entró al territorio central de Roma con una legión, cruzando el río Rubicón. Los cesarianos debieron pelear una larga guerra civil en Italia, Grecia, Egipto, Turquía, Túnez y España. En la serie de HBO Pullo apoya entusiasta a César, mientras Vareno se espanta ante la violación de la Ley. (Hoy diríamos que Pullo es chairo radical y Vareno un izquierdista buenaondita.)
En varias ocasiones César estuvo al borde de perderlo todo. Todo lo tenemos narrado por él mismo, en sus Comentarii Bello Civili que publicó en 48 –cuando César estaba en Egipto. Tres otros relatos, atribuídos a César, pero probablemente escritos por sus secretarios nos cuentan las guerras de Egipto, África e Hispania.
César tenía 54 años cuando al fín venció a sus enemigos. Al regresar a su ciudad, celebró todos sus triunfos. El desfile lo presidió con el rostro pintado con un sol rojo, encarnando por un día al dios Júpiter del Capitolio. La serie de HBO es muy exacta en esto.
El partido popular debió eliminar el predominio de las familias oligárquicas, así que César elevó a la dignidad senatorial a muchos hombres nuevos como Vareno. Al mismo tiempo, César perdonó a muchos de sus enemigos, invitándoles a reconstruir la República. Así, en la serie de HBO veremos a Pullo y a Vareno enredarse en política y politiquería de las grandes familias romanas. Ambos ayudarán a un adolescente riquillo y mimado, llamado Cayo Octavio, a alcanzar a su tío César en Hispania –adonde vencería a los últimos ejércitos de la oligarquía. Cuando César fue asesinado en el Senado a los 56 años, ese adolescente descubriría que el líder popular lo había nombrado su heredero. Esta crisis es bien retratada por la serie de HBO. Vemos a Cicerón menospreciar al joven Octaviano César, tratando de manipularlo para restaurar los privilegios de los optimates. El muchacho resultará más hábil. Era un alma vieja que sabía actuar diversos papeles. (Ya lo veremos actuando la gran comedia en el mundo político, la semana que viene.)
Igual que Alejandro creía que nunca superaría el mito de Aquiles, César murió creyéndose menor al mito de Alejandro. (De hecho, cuando lo mataron estaba a punto de comandar una expedición para conquistar Persia… un sueño romano que no se realizó jamás.)
Pero al morir César ocurrió algo distinto que al morir Alejandro. Cuando el rey macedonio falleció la guerra civil la comandaron sus generales. Y como el Aquiles de Benioff en la Troya de Petersen (2004), al final de esa guerra por el imperio alejandrino se podía decir que “la mayor parte de los soldados pelean por reyes que no conocen. Ellos hacen lo que otros mandan; mueren cuando les dicen que han de morir.” No ocurrió así con la muerte de César.
Los oligarcas mataron al líder de un partido, pero ese partido seguía existiendo y estaba armado. Los soldados sí conocían a quienes les mandaban y provenían de clases populares cuyo único modo de mejora social era el servicio de las armas. Por eso es que las masas populares de Roma saquearon las casas de los asesinos y usaron sus muebles para cremar a César en el Foro. Luego elevaron un altar en lugar. En sus Filípicas, el oligarca Cicerón criticó amargamente esa “herejía”. Estos actos de las masas forjaron la leyenda cesariana y convirtieron la memoria del conquistador en el discurso legitimador de un nuevo Estado romano.
Cosa extraña, sería el heredero de César, Octaviano, quien más cerca estuvo de equipararse con Alejandro. Proclamado heredero del conquistador a los 19 años, el muchacho convenció a las legiones del caudillo que él era el verdadero filius divi Julio (hijo del divino Julio).
Ligas usadas en este texto:
Liga 1:
https://www.ricardocosta.com/sites/default/files/pdfs/julio_cesar_-_la_guerra_de_las_galias_0.pdf
Liga 2: