Este mes de agosto nos va a dejar con un inusual doblete de lunas llenas. El octavo mes de 2023 comenzó con la superluna de Esturión y ahora llega a su fin con la superluna azul. Que un mismo mes ofrezca dos plenilunios es un fenómeno que sólo se produce cada dos años y medio, pero que además sea una superluna es un evento aún más excepcional.
POR QUÉ SE LLAMA LUNA AZUL
El nombre de luna azul se utiliza para señalar a la segunda luna llena de un mismo mes (o al cuarto plenilunio que acontece en una estación). El origen del término está en una expresión inglesa (blue moon) del siglo XVI que hace referencia a algo que nunca o rara vez ocurre. Eso sí, la denominación nada tiene que ver con el color de la Luna.
“Como el año tiene 12 meses (un total de 365 o 366 días), contiene unas 12,4 lunaciones. Resulta, pues, que, dependiendo del encaje de los ciclos lunares en el calendario, se pueden dar años en los que sucedan no 12, sino 13 lunas llenas; este es el caso de 2023”, explica Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional).
Por otra parte, el término superluna se emplea cuando el satélite se encuentra en la posición más cercana a la Tierra (perigeo), a unos 357,344 kilómetros. En ese momento, el diámetro de la Luna se puede apreciar un 14% más grande respecto al tamaño aparente de la Luna en el apogeo.
CUÁNDO SE PODRÁ VER LA SUPERLUNA AZUL
Así pues, la luna llena del 31 agosto de 2023 es una superluna azul, ya que es el segundo plenilunio de un mismo mes y además tiene lugar en el perigeo.
Situada en la constelación de Piscis, la superluna azul sale este jueves a partir de las 21:30 horas, mientras que el apogeo tiene lugar a las 2:36 horas (hora peninsular) de la madrugada del 31 de agosto al 1 de septiembre.
Para volver a ver dos superlunas en un mismo mes, toca esperar hasta 2026, por lo que ésta es una buena momento para disfrutar de este fenómeno astronómico.
Para ver la luna llena no es necesario disponer de telescopio, ya que basta con nuestros propios ojos para contemplar su mágica iluminación, incluso pudiendo distinguir ciertos rasgos de su cara. Eso sí, el uso de prismáticos permiten apreciar más detalles de su superficie.
Lo más importante será situarnos en un punto elevado, sin obstáculos y en el que haya poca contaminación lumínica.
Con información de: El Mundo