Los ovnis están ocupando la esfera pública en varios países. Son tantas las evidencias que dicen tener documentadas de fenómenos anormales nunca antes vistos que los expertos se dirigen a los gobiernos para que compartan esa información con los científicos y la sociedad a fin de extraer de ella toda su utilidad “para el avance del conocimiento”. “No estamos solos”, se ha escuchado en el Congreso mexicano este martes, en una audiencia pública que ha reunido a investigadores de estos avistamientos de varios países. Estas extrañas apariciones están muy de moda últimamente.
Pilotos y controladores aéreos, que se dicen testigos privilegiados, pero también astrónomos de universidades como Harvard y expertos y políticos llegados de Japón, Argentina, Francia, Brasil y Perú han dejado sus testimonios, en los que se pone de relieve la “frustración, el hostigamiento y las amenazas” que reciben quienes se atreven a comunicar estos inexplicables hallazgos en el espacio aéreo o la superficie marina, entre otros lugares.
Destacada intervención han tenido los estadounidenses, con el expiloto Ryan Graves a la cabeza, que ya participó en unas jornadas parlamentarias similares en Estados Unidos, donde se solicitó lo mismo: que los ciudadanos vean cumplido su derecho a conocer los documentos de que disponen las autoridades y que se aborde el peligro que los aviones comerciales y de las fuerzas aéreas enfrentan debido a estos objetos, de extraña tecnología y composición, que desafían las leyes de la física conocidas.
Al mexicano Jaime Maussan Flota, director del programa Tercer Milenio y conocido ufólogo, encargado de conducir esta audiencia pública en el Congreso, un colega de su época estudiantil, hoy controlador aéreo, lo llamaba a menudo para decirle: “¿Sabes que aquí, en la torre de control, todos se ríen de ti?”. Fue hace mucho tiempo, hasta que las llamadas al amigo cambiaron de tono: “¿Qué diablos está pasando? Estos objetos se mueven por todas partes, ¿qué hacemos? Los tenemos en el radar”.
Lo ha contado el propio Maussan para presentar a su amigo Enrique Kolbeck Vergara, con una experiencia de 48 años de piloto y controlador aéreo, quien ha detallado cuatro acontecimientos sin explicación terrestre ocurridos en México y que afectaron severamente la navegación comercial. El caso Mazatlán, 1975, cuando 13 aeronaves volaban y una de ellas fue interceptada por un objeto volador no identificado que la obligo a cambiar la ruta. La presencia y cercanía fue tal que, prácticamente, esa nave “acompañó a aterrizar al avión. Todo el mundo lo vio” aseguró.
En julio de 1994, prosigue Kolbeck ante los congresistas e invitados, un avión de Aeroméxico que partió de Guadalajara recibió la visita de dos objetos y un impacto en el tren principal, contó. En la torre de control se recibieron varias llamadas, 30 minutos antes, de gente relacionada con la aeronáutica que dijo ver el fenómeno sobre el cielo del World Trade Center en la capital de México. “El radar no lo detectaba, pero la nave podría haberse ido a tierra sobre la avenida Insurgentes, una de las más importantes de la ciudad”, explicó el controlador.
El tercer caso, ha relatado, ocurrió en Morelia en octubre de 2002: una “interferencia ilícita”, en términos de aeronavegación, apareció en la cabecera de la pista 23 e impidió el despegue de un avión. “Pilotos y controladores vieron objetos de apariencia metálica de 20 metros de diámetro que subían y bajaban de forma lenta, eran 15 o 20. Los bomberos lo percibieron, la gente también, y se reportó”, ha dicho Kolbeck. El piloto, cuando pudo despegar, con nervios y susto, advirtió a la torre de que “casi había colisionado con unas esferas al salir”.
Finalmente, el controlador ha relatado cómo una patrulla de la Fuerza Aérea mexicana en labores contra el narcotráfico y detección de pistas clandestinas, equipada con alta tecnología de radar y equipos para detectar el calor, avistó un objeto volador que pasó por el Golfo, “interceptó al avión, lo rodeó y lo abandonó, en una operación que se extendió por 30 minutos”. “Esto no son mitos ni leyendas, fenómenos así están comprometiendo la seguridad del espacio aéreo, con tecnologías muy superiores y diferentes. Son naves que aparentemente se conducen con voluntad de navegación determinada, que maniobran y manejan diferente a lo conocido, que aparecen y desaparecen, y que están violentando las leyes y los reglamentos”, ha advertido el hombre que un día se mofaba desde su torre del amigo ufólogo.
A los ovnis de toda la vida ahora se les denomina con las siglas FANI, de Fenómenos Anómalos No Identificados, y el interés por ellos no es solo de la sociedad, que ya ha pedido información en el Instituto de Transparencia (INAI), uno de cuyos miembros también participó en la audiencia del Congreso. Preocupa y ocupa también a pilotos, como se ha visto, y a científicos reputados. Desde la Universidad de Harvard, en Boston, intervino por videoconferencia el astrofísico Avi Loeb: “Es arrogante pensar que estamos solos en el universo, probablemente la existencia de estos seres es anterior a la presencia humana en la Tierra”. Loeb dirige el proyecto Galileo y contó la existencia “documentada” de productos creados por extraterrestres que han detectado con micrófonos acústicos y cámaras infrarrojas, así como con la observación del clima. Habló de un objeto arrojado por una fuerza misteriosa e “impulsado por luz del sol. Imposible imaginar eso. De metro y medio, chocó contra la Tierra en 2014, se movía un 95% más rápido que las estrellas y era de un material muy fuerte”. Después, recogieron 700 canicas metálicas de berilio, lantano y uranio, la misma aleación detectada en toda la ruta que siguió el meteoro desde fuera del sistema solar. “Compartan la información, será útil para progresar”, ha pedido a los Gobiernos Loeb.
Similares sugerencias tuvo el congresista japonés Yoshiharu Asakawa, quejoso por la falta de transparencia en su país a este respecto y por las dificultades que él mismo ha enfrentado para hablar de estos asuntos en el ámbito político. Señaló la “mucha presencia sobre Japón de los ovnis”. En Brasil, los fenómenos también son numerosos y singulares, según explicaron. Rony Tadeu Vernet, del Centro Brasileño de Investigaciones Físicas, relató algunos de esos fenómenos, ocultos aún por los militares, y pidió que el mundo los observe “libre de estigmas sociales y religiosos”. “Es un tema global”, añadió el japonés.
El diputado Sergio Gutiérrez Luna, que presentó la jornada parlamentaria mexicana, pidió a los intervinientes antes de comenzar que se pusieran en pie y juraran decir verdad. Después tomó la batuta Jaime Maussan, quien contó como en Estados Unidos, demócratas y republicanos, impulsaron la iniciativa en el Congreso, donde se revelaron acontecimientos singulares para los que la ciencia no tiene explicación. “Esto no es un tema de partidos, sino de la humanidad, que debe unirnos, no separarnos”. En la sesión se proyectaron videos grabados por las fuerzas aéreas mexicanas en 2004, cuando las cámaras infrarrojas de los aviones captaron 11 objetos voladores que se percibían como bolas de luz, a 160 kilómetros de la costa pacífica. “No estamos solos. Qué cosa tan rara”, se oye decir a los pilotos. Maussan puso algunas cifras claves que, a su parecer, impiden desdeñar la vida extraterrestre, su inteligencia y su posible interés por nuestro planeta: “Hay trillones de galaxias en el universo y cada una tiene 100.000 millones de estrellas, y cada una de ellas, al menos un planeta. Así pues, hablamos de 100 sextillones de planetas. Tenemos que tener el valor de aceptar que nos visitan inteligencias desde lo más profundo del universo. No estamos solos, debemos de avanzar hacia un destino que nos llevará a las profundidades del cosmos”.
La nota curiosa de la jornada la pusieron algunos científicos que presentaron las momias de Nazca (Perú), dos de ellas expuestas en el Congreso, para deleite de los reporteros gráficos. Los intervinientes señalaron que el ADN de estos cuerpos, disecados con tierra diatomea, presenta “una diferencia del 30% respecto al material genético humano”, por lo que evidencia, dijeron, que pertenecen a otra especie. El hallazgo de estos cuerpos, que el carbono 14 data en más de 1.000 años atrás, es uno de los misterios que divide a la comunidad científica. Los supuestos cuerpos son de aspecto humanoide, pero sus manos y pies de tres dedos, huesos resistentes y ligeros, ausencia de dientes y visión estereoscópica, les conceden características propias de las aves. De cuello retráctil y pegado por el centro a la base de una gorda cabeza, la curiosidad de estos seres es que algunos de ellos llevan en su interior unos huevos con embriones, dijeron los expertos en el Congreso. Otro hallazgo que abona el misterio son unos implantes de cadmio y osmio, este último costoso, escaso y denso, que hoy se usa para telecomunicaciones y satélites. Para mayor rareza, sus huellas digitales no son redondeadas, sino líneas rectas horizontales. “Si son extraterrestres o no, no lo sabemos, pero eran inteligentes y vivieron con nosotros. Deberían reescribir la historia”, zanjó Maussan.
Con información de: El País