Llegó septiembre, y con él el pretexto perfecto para que los mexicanos se deleiten con platillos típicos en las fiestas patrias; uno de estos es el pozole, el cual, además de ser muy versátil, tiene una macabra historia.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la antigüedad, el pozole se hacía con carne humana, la cual salía de los guerreros que pertenecían a bandos contrarios, provenientes de:
- Tlaxcala
- Huexotzinco
- Cholula
- Atlixco
- Tecoac
- Tliliuhtepec
“El guerrero regresaba victorioso a la ciudad de México Tenochtitlan con el cautivo, al cual se le trataba con honores”
De acuerdo con la máxima casa de estudios de mexicana, la víctima se colocaba en una piedra de sacrificios, donde se le daba muerte para después rodar su cuerpo por las escalinatas y luego llevarlo a casa para comenzar con la preparación.
La carne humana se preparaba con maíz, sin sal y sin chile; se compartía con la familia. Sin embargo, había una parte que se reservaba: el muslo.
Esta pieza se llevaba al palacio del tlatoani, donde se usaba para preparar algunos de los 30 guisados diarios que había disponibles para los altos mandos de México Tenochtitlan.
Con la llegada de los españoles, esta práctica se prohibió, por lo que la receta original fue cambiada. Se comenzó a usar cerdo, en lugar de carne humana de guerreros.
Con información de UnoTV