Brisa Pérez
Se acerca el 2 de febrero, “día de la candelaria” una celebración que se festeja año con año, y que va de generación en generación. En este festejo se celebra la purificación de la Virgen, se viste al niño Dios y se lleva a bendecir a la iglesia.
Para realizar los preparativos, el Mercado República juega un papel importante, ya que en el se puede encontrar todo lo que se necesita para “la levantada del niño Dios”, como la ropa, zapatos, accesorios, la silla, el bolo (bolsas de dulces), fruta, velas para rezar, las mantas donde se arrulla, luces de bengala, confeti, entre otros artículos que se pueden utilizar.
Los precios varían, dependiendo el tamaño de cada niño van desde los $20 pesos para las tallas pequeñas hasta los $900 pesos para la talla más grande, en tamaño hay talla doble cero hasta el número 50, que es la medida más grande de un niño Dios.
Los vestuarios pueden ser sencillos bordados con estambre o alegóricos a algún santo, profesión, entre otras creencias. Algunos ropones incluyen todo el vestuario, por ejemplo, el mameluco, vestido, capa, zapatos, corona en algunos casos, entre otros.
Origen del día de la candelaria
De acuerdo con la antropóloga Katia Perdigón, el 2 de febrero “día de la Candelaria” la Virgen solía ser la protagonista del festejo, pues era cuando se cumplían exactamente 40 días después de Navidad, por lo que la Virgen acudió a la Iglesia para ser purificada y dar gracias a Dios por la llegada de Jesús a la Tierra.
Desde entonces se quedó como costumbre acudir a misa el día 2 de febrero, sin embargo, con el paso de los años esta celebración se ha ido modificando. Esta costumbre tiene una combinación de las culturas prehispánica, católica y judía.
Influencia judía
Aunque no lo parezca, esta tradición tiene un poco de la cultura judía, en la antigüedad el libro del “Vaikrá” indicaba que las mujeres después de los 40 días de dar a luz, tenían que ir a la iglesia a purificarse y dar gracias a Dios soltando una paloma, sin embargo, con los años, la paloma se sustituyó por una “candela” (una vela), y desde ahí se le conoció como día de la candelaria.
Influencia prehispánica
según Arturo Cardoso, sociólogo e historiador de la FES ACATLÁN, el día en que la virgen fue purificada y llevada a la iglesia, los mexicanos celebraban el principio del Atlcahualo -inicio de temporada de siembras. En esta fiesta se llevaba a bendecir el maíz que luego se sembraría como tributo a los dioses Tláloc y Chachitlicuetl con el fin de obtener buenas cosechas. Al transcurrir los años, esta costumbre cambió por la elaboración de los tamales.
Finalmente, esta tradición se ha modificado al pasar del tiempo, sin embargo, en San Luis Potosí se sigue festejando, y va de generación en generación. Como es el caso de la señora María de Jesús Ramírez, que lleva más de 35 años vendiendo todos los artículos para el niño Dios, en el Mercado República.