Sofía Mayela
Cada periodo electoral son visibles lonas colgadas en casas, flyers tirados por las calles y paredes pintadas con nombres de candidatos políticos.
Ante la contingencia climática que enfrenta México y a pesar de que los medios tecnológicos generan nuevas formas de hacer propaganda política, los partidos políticos siguen recurriendo a las antiguas prácticas de entregar lonas, pintar paredes, regalar camisas o globos.
Según estimaciones de la Fundación por el Rescate y Recuperación del Paisaje Urbano (FRRPU), al menos en la Ciudad de México, se podrán generar hasta 25,000 toneladas de basura electoral.
Mientras que en San Luis Potosí no hay estimaciones al respecto, sin embargo, con el inicio de las campañas electorales el pasado 20 de abril, recintos como el Parque Morales o la Fenapo quedan impregnadas de basura proselitista.
A pesar de que en la Ley Electoral del Estado se establece, por un lado, que los materiales utilizados para los instrumentos de propaganda deberán ser reciclables, no contaminantes y de degradación natural para proteger el ambiente, sin embargo, son pocas las campañas que realmente siguen esas indicaciones.
Por otro lado, la ley también se pronuncia sobre la responsabilidad de los partidos políticos del retiro de su propaganda, acción que tampoco llevan acabo.
En días pasados, la propaganda electoral ha generado accidentes viales, como el desprendimiento de lonas en puentes.