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“Los corridos tumbados emergen de la precarización de las vidas juveniles”: José Manuel Valenzuela Arce

El 28 de abril de 2023 el mexicano Peso Pluma apareció en el programa de Jimmy Fallon, uno de los late night más vistos en Estados Unidos. Su presentación se debió a que la canción “Ella baila sola”, interpretada junto con Eslabón Armado, era en ese momento, el tema más reproducido a nivel mundial en Spotify. El fenómeno del artista se ha extendido al punto que este año fue uno de los invitados centrales del festival Coachella.

Junto con músicos como Natanael Cano, Ivonne Galaz o el grupo Fuerza Regida, el artista ha llevado al corrido tumbado a niveles no vistos en la música popular del país, pero ¿qué hace tan peculiar a este género heredero del corrido tradicional?

Desde hace años, José Manuel Valenzuela Arce (Tecate, Baja California, 1954), se ha dedicado a estudiar los movimientos migratorios y culturales que atañen a la frontera,y en general al norte del país. El sociólogo ganador del Premio Nacional de Artes y Literatura en Historia, Ciencias y Filosofía puso su mirada en este fenómeno musical y en tratar de entender su impacto más allá del reduccionista argumento de decir que sus protagonistas hacen apología del crimen organizado. Resultado de sus investigaciones es su nuevo libro Corridos tumbados: Bélicos ya somos, bélicos morimos (Ned Ediciones).

¿En qué momento los corridos tumbados se convierten en un movimiento?

Cuando dejaron de ser una expresión musical, reconocible e identificable no solo por el ritmo. Con la incorporación a la tradición del corrido del rap y trap se convirtieron en una continuación del corrido tradicional y del narcocorrido surgido a finales de los sesenta y setenta, y cuyas figuras más emblemáticas son Los Tigres del Norte. Recordemos que en los noventa surgieron los llamados corridos perrones encabezados por Los Tucanes de Tijuana; a principios de este siglo aparecieron los corridos ondeados o alterados, donde el tema de la droga ya es muy explícito, de aquí se desprenden los corridos tumbados, aunque con otra dimensión a partir su presencia en las plataformas digitales, misma que les permitió convertirse en una escena musical global. Han desarrollado un proceso de desplazamiento en los músicos, pero también en sus audiencias porque dejaron de ser expresiones de las clases bajas o populares y se instalaron incluso en el playlist del ex presidente Barack Obama. Incluso traen un cambio estético, dejan de usar moda vaquera y suman marcas deportivas, como sucede con el rap. Otra distinción es la incorporación de mujeres, quienes aportan cambios importantes.

En el libro hace una distinción y menciona que tanto el narcocorrido como el corrido alterado hacían referencia a los procesos del narco, en tanto que los tumbados incorporan esta actividad al sentido de la vida. ¿Esto se debe a la normalización de la violencia?

Los corridos tumbados emergen de la precarización de las vidas juveniles en una fuerte confrontación con perspectivas que buscan silenciarlas. Más que una cuestión de resistencia, tenemos una cuestión de persistencia: jóvenes que cantan la realidad que conocen y cuyos ejemplos son figuras no necesariamente reconocidas por su forma de vida, pero que al final son las que ellos conocen. No se trata de avalar sus contenidos, pero tampoco se pueden prohibir las narrativas de Peso Pluma, Natanael Cano, Junior H. o Luis R. Conriquez. El movimiento emergió en 2019, cuando miles de jóvenes estaban encerrados en sus casas y con una ansiedad brutal, de repente llegó la narrativa del dispendio, de la vida al límite, del presentismo juvenil donde el ahora se construye desde la fiesta, las drogas, las mujeres-trofeo, pese a la misoginia se volvieron seductores ante los escenarios de temor, en este sentido hay un anclaje con la situación de los jóvenes en el mundo, lo cual nos debería hacer pensar en las condiciones de realismo trágico que viven millones de jóvenes.

En el libro hace una diferencia entre los corridos tumbados escritos por mujeres y hombres; mientras que ellas van por distintos lados, incluido un contenido social, en ellos abunda la misoginia. ¿Por qué se da esta distinción?

Esto tiene que ver con todo el cantoral mexicano y latinoamericano atravesado por una dimensión patriarcal y misógina. Con todo y lo disruptora que pudo ser Consuelito Velázquez con “Bésame mucho”, y pese a que hay voces que desarrollan la narrativa de las mujeres, ha sido tal su negación de la sexualidad, que ellas interpretaban las canciones compuestas por los hombres sin intentar feminizarlas. La transformación de este esquema se empezó a dar en los años ochenta con Paquita la del Barrio o Lupita D’Alessio, quienes colocan una narrativa distinta en donde vemos un posicionamiento explícito de las mujeres frente a los hombres. En los narcorridos Camelia la Texana o Margarita La de Tijuana, son mujeres que asumen condiciones masculinizadas y eso es lo que les valida su dimensión. Ahora en cambio, hay otras narrativas, pienso en la canción “Vanessa Guillén” de Ivonne Galaz, donde habla de una madre que busca a su hija desaparecida, me parece un ejemplo disruptivo porque coloca sus condiciones de vida en el barrio, pero no desde el narcicismo que promueven los hombres, sino desde la precarización y los avatares familiares. En la canción “El jefe” de Shakira y Fuerza Regida, se colocan temas que no se habían tocado como la migración o el abuso de los patrones. Ahora hay al menos 15 mujeres que por igual recrean el discurso masculino que plantean temas sociales, o incluso temas lésbicos.

¿El corrido tumbado hace apología del narco?

La función del corrido ha sido contar los eventos que marcan nuestra sociedad. Si hay una similitud entre la narrativa del narco y los códigos del sistema neoliberal, donde se sustituye el ser por el tener, o el consumismo es lo qué valida la vida, esta emerge de la percepción de que es una opción de vida válida para los jóvenes. Y no solo eso, dentro de este realismo trágico se nos presenta que el éxito de unos cuantos está tapizado de violencia y del dolor de millones de personas. Antes de pensar en prohibir o no prohibir tendríamos que entender esto. Es verdad que varios corridos tumbados rinden pleitesía a figuras reconocibles del narcotráfico, precarizan los códigos de la vida y la banalizan de la muerte, sin embargo y lo importante en todo caso es presentar opciones a este tipo de manifestaciones. Hoy vemos un presentismo intenso y que es fruto del desdibujamiento de las opciones de futuro para los jóvenes. Lo define muy bien Chalino Sánchez cuando escribe “para todo el que vive recio se encuentra lista una fosa”. Los precursores del corrido tumbado así lo cantan y viven: Ariel Camacho, muere a los 22 años, Adán Chalino Sánchez a los 19 años y Chuy Montana a los 25. Ahí hay un problema brutal, en Latinoamérica el suicidio es la tercera causa de muerte en los jóvenes de 12 a 15 años; el otro gran tema tiene que ver con la precarización de las condiciones laborales y el desdibujamiento de la educación como recurso certero de movilidad social. El presentismo es peligroso porque no estamos construyendo los entramados de proyectos vivibles para los jóvenes.

¿Para usted son consecuencia de los valores del esquema neoliberal?

Claro, no es que ellos inventen el tema del narcotráfico o la disponibilidad de construir proyectos a partir de las migas del sistema, el riesgo está en que son figuras que se convierten en legitimadores del propio sistema. Hoy Natanel Cano es figura de una marca de tenis y Peso Pluma rompe récords en You Tube, eso los convierte en artistas no transgresores y cómodos para el sistema, en todo caso lo verdaderamente rompedor es la relación entre lo que cantan y el realismo trágico.

Estos temas son locales, pero ¿cómo explica su éxito mundial?

Efectivamente, en países latinoamericanos se han apropiado de palabras a partir de los tumbados. Además, a mucha gente le gusta el ritmo, aunque no entiendan el idioma o ciertos términos. El tema aquí es que el contenido no se recibe de la misma manera en Japón que en México. Aquí necesitamos cambiar la realidad de los jóvenes, no prohibir manifestaciones con las que se identifican, porque no conduce a nada.

Peso Pluma ha recibido amenazas, ¿algunos de los intérpretes de los corridos tumbados son usados como mensajeros del crimen organizado?

Sí, en varios de los corridos aparece el JGL en alusión a Joaquín Guzmán Loera o el 701, que es el mismo personaje, pero aludiendo al lugar que le dio la revista Forbes, en la lista de los más ricos del mundo. Sí hay una cercanía y esto se inscribe en un entramado de violencia entre grupos, lo cual ha llevado a instalar mantas para pedirle a Peso Pluma que no se presente. El narcotráfico es una herida doliente en nuestra sociedad y ceñir todo esto al campo de la presentación nada más, nos distrae; existen entramados en nuestras sociedades que producen dolor, violencia y muerte. Todo lo que estamos viviendo está en casi todos los géneros artísticos, pero también en las conversaciones cotidianas, por eso necesitamos transitar más allá de la lógica del prohibicionismo.

Con información de: Aristegui Noticias

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