Integrantes de la asociación Jaguares sin Protección A.C. iniciaron un proyecto para rellenar jagueyes, pozos y tinajas naturales con agua p asegurar la supervivencia de los animales durante la temporada seca.
El doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de Recursos Naturales, Víctor Hugo Luja, encabeza a la organización que investiga a jaguares y su relación con las comunidades en Nayarit.
Desde hace casi una década, Jaguares sin Protección ha estado monitoreando la biodiversidad de Nayarit utilizando cámaras trampa para conocer las costumbres e interactuación de las especies, principalmente jaguares y felinos.
“Estás cámaras son nuestros ojos en el mundo, las dejamos trabajando por nosotros ahí un mes y nos revelan la vida oculta de muchos animalitos que normalmente no se ven a simple vista”.
Sin embargo, en años recientes, han observado una preocupante disminución en los niveles de agua de varios ojos de agua y pozos temporales, algunos de los cuales se han secado por completo.
Luja dijo que, la sequía, exacerbada por el aumento de las temperaturas, la deforestación y la sobreexplotación de recursos hídricos, ha llevado a la asociación a tomar medidas directas como la intervención de estos cuerpos de agua.
“Algunos de estos ojos de agua, en años recientes, han estado bajando su nivel. En el cerro de San Juan se han secado completamente varios ojos de agua que teníamos monitoreados, y esto es una cuestión multifactorial, que quiere decir que influye el aumento de las temperaturas, el descenso en los patrones de lluvia, la deforestación, el exceso de de bombas y de extracción del agua del subsuelo”.
En una reciente intervención, la también investigadora, María Zamudio y el doctor Luja, llenaron garrafones de agua y los transportaron a pie hasta una tinaja de piedra en un arroyo de difícil acceso, para garantizar abasto hasta que llegue el tiempo de lluvias.
La tarea no es fácil ya que el trayecto incluye 45 minutos por carretera, 30 minutos de terracería y campo traviesa, y una caminata adicional de 25 a 30 minutos cargando garrafones de 20 litros.
“Decidimos hacerlo porque el nivel de agua estaba muy bajo y algunos animales, ya habían caído a la fosa, no se murieron por suerte, tratando de alcanzar el agua; entonces, es nuestro granito de arena para tratar de mantener esta red de vida, en estos ecosistemas tan delicados como son las selvas caducifolios de México”.
En su último viaje, lograron llevar tres garrafones, y con ello, dijo el también académico de la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), contribuyeron a mitigar la sed de los animales.
“Aunque suena poco, invitamos a la gente que nos acompañe a una caminata a campo traviesa con un par de garrafones”, señaló Luja.
Luja Molina también respondió a críticas en redes sociales sobre la calidad del agua proporcionada.
“El agua del garrafón es agua potable, si nosotros no nos morimos por tomarla, a los animales de campo menos daño les va a hacer“, aclaró.
Explicó, respecto a las críticas que les hicieron por no retirar las hojas de árboles del cuerpo de agua, que éstas son materia orgánica que se descompone naturalmente, integrándose a la cadena alimenticia y energética.
“Pues de ahí vienen los microorganismos que luego consumen los invertebrados, que luego consumen los reptiles, los anfibios, los peces y así nos vamos hasta llegar a los grandes mamíferos“.
El investigador hizo un llamado a las autoridades para que se enfoquen en detener la deforestación y preservar los ecosistemas naturales, fundamentales para la recarga de los acuíferos y la sostenibilidad del agua.
“Se recargan solo esperando las lluvias, porque a muchos de ellos están muy inaccesibles para mantenerlos (…), pero son ese tipo de cosas se podrían hacer (rellenarlos), pero obviamente las autoridades no tienen conocimiento y no están como interesados en hacer este tipo de obras, porque no les dan votos“.
Además, advirtió que si las próximas autoridades quieren realizar trabajos a favor del entorno, deben planear actividades enfocadas no solamente en la reforestación, porque el grado de éxito de estas campañas es mínimo.
“Creo que lo único que piensan hacer es reforestar, y no está mal, pero el problema es que nos dicen, plantamos 100 mil árboles, pero ese no es el dato que importa, el dato que importa es cuántos de esos 100 mil árboles están vivos al año”.
La iniciativa de “Jaguares sin Protección” destaca la importancia de la acción comunitaria y la colaboración para enfrentar los retos medioambientales, invitando a más personas a unirse a los esfuerzos de capacitación y conservación de especies.
“A todas las personas que se han sumado a estos movimientos, que nos sigan en Jaguares sin Protección para que todos puedan integrarse a este movimiento de restauración”, concluyó el doctor Luja.
Con información de: Aristegui Noticias