Felipe Morales
Cada 29 de agosto la Fiesta Brava recuerda con congoja la tragica muerte de uno de los toreros más grandes, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”.
Su muerte, una de las más dramáticas que se recuerden hizo nacer a la leyenda que sigue vigente hasta nuestros días.Fallecimientos de toreros que han estremecido al mundo los de Joselito “El Gallo”, “Paquirri”, José Cubero “Yiyo” en España y en México Alberto Balderas, pero la más célebre, la de Manolete.
Atormentado y presionado por la afición española que le exigía “más de lo que puedo dar” así lo declaró, se refugio en América donde triunfó en grande incluyendo México donde entre otros hechos, inauguró la Plaza México.
El “Monstruo” de Córdoba, estaba por decidir el retiro cuando llegó el 28 de agosto de 1947, la cita era en la Plaza de Linares, le esperaba un toro entrepelado de la temible ganadería de Miura, era “Islero”.
Le hizo la faena grande, pero al entrar a matar el toro le infirió la cornada, el cuerno ocasionó un gravísimo daño vascular, y Manolete perdió mucha sangre.
No bastaron las transfusiones de quienes se acomidieron, la madrugada del 29 se consiguió una unidad de sangre de origen noruego, contaminada.
Murió Manolete y nació desde hace 77 años una de las más grandes leyendas del toreo.